Formación política para todas

El criterio de asignación de recursos en los partidos debe tener perspectiva de género, no puede ser arbitrario en la ley

Sin duda, estamos viviendo un nuevo movimiento revolucionario en la participación pública de las mujeres. Y si bien ésta no se refiere de manera exclusiva a su incidencia desde los partidos políticos, hoy me gustaría llevar este nivel de análisis.

En 2008 se consiguió que el entonces Cofipe montara 2% del financiamiento de los partidos para la capacitación política de las mujeres, porcentaje que, tras la incidencia de las feministas en la reforma electoral de 2014, fue aumentado a 3%.

El artículo 51 de la Ley de Partidos Políticos especifica que el financiamiento de las actividades partidistas debe ser invertido en capacitación, promoción y desarrollo del liderazgo político de las mujeres.

La formación hacia nosotras es una útil herramienta desarrolladora de habilidades y cuya consecuencia lógica debería ser la mayor presencia en cámaras y órganos de gobierno.

Investigaciones dan cuenta que desde el histórico 2%, los partidos desviaban el recurso a actividades de gasto corriente y artículos proselitistas como mandiles y gorras.

Ahora, con norma de paridad, si no planteamos su aumento presupuestal acorde al deber de todos los partidos para proponer mujeres como opciones políticas, se corre el riesgo de la subrepresentación en cuanto a formación y capacitación.

Somos contundentes y claras en ello, el criterio de asignación debe tener perspectiva de género, no puede ser arbitrario e inerte en la ley. Desde 2008, IDEA Internacional ya contemplaba que 52% del padrón de personas afiliadas a los partidos está conformado por mujeres, y está ampliamente estudiado por especialistas, como la académica Dalia Barrera, que al interior de los partidos políticos se reproducen las brechas de género, pues a las mujeres se les encuentra en labores de gestión y acercamiento ciudadano, mientras que a los hombres, más cerca de los puestos de decisión y elección.

De ocho partidos nacionales sólo existen dos presidentas, la de Morena y la del PRI. En el Congreso, sólo existen tres coordinadoras por ambas cámaras. Estos ejemplos dependen de factores distintos de éxito para las mujeres en su actuar partidista.

En 2018 -según el INE-, de 62.3% del electorado que votó, la participación de las mujeres fue mayor que la de los hombres por 8 puntos porcentuales. No podemos invisibilizar la militancia de las mujeres cuando existen índices de compromiso y participación cada vez mayores.

Menos de 10% de la prerrogativa, ante un escenario nacional que construye paridad, vulnera las conquistas ganadas en cuanto a formación de habilidades políticas de las futuras tomadoras de decisiones.

De manera local, el reto es aún mayor; pues sus rangos de obligatoriedad van de 0 a 5% en capacitación, este último en seis entidades.

Continuemos con pasos firmes hacia 10%, que reivindica desde un piso mínimo la lucha feminista que nos ha permitido llegar hasta este punto de la historia. Ahora es el momento de redoblar los esfuerzos para robustecer la ciudadanía en la construcción del Estado, dando certeza y equidad en la vida orgánica de los institutos.

POR WENDY BRICEÑO ZULOAGA

DIPUTADA DE MORENA

PRESIDENTA DE LA COMISIÓN DE IGUALDAD DE GÉNERO

@WZULOAG

edp