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‘Poder y responsabilidad’

Lamentablemente, mucha gente aún piensa que el deterioro ambiental es un tema secundario, incluyendo a líderes mundiales

OPINIÓN

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Groenlandia se deshiela mucho antes de lo previsto, grandes incendios arrasan con la flora y la fauna de la selva del Amazonas, las islas Canarias y vastas extensiones de Siberia: hace poco, se informó que el pasado mes de julio ha sido el más caluroso de la historia mientras las imágenes de tales desastres nos recuerdan que el calentamiento global es un hecho innegable.

Lamentablemente, mucha gente aún piensa que el deterioro ambiental es un tema secundario, incluyendo a líderes mundiales que consideran al calentamiento global como simple retórica.

Ante tal situación, distintos individuos y grupos han emprendido una campaña para concientizar a la gente sobre las consecuencias de la crisis ambiental: Gracias a la labor de Greenpeace y a las acciones de la activista ambiental Polly Higgins, así como al ejemplo de la joven Greta Thunberg, miles de personas están realizando marchas en varias partes del planeta para exigir a los principales líderes mundiales que reviertan el daño ambiental.

Empero, tales acciones parecen insuficientes ante la actitud mostrada por líderes como Donald Trump o Jair Bolsonaro: El primero no sólo ha retirado a Estados Unidos del Acuerdo de París sino que ha cancelado distintas normas ambientales establecidas por su predecesor.

Por su parte, el Presidente brasileño ha sido blanco de críticas internacionales tras minimizar los incendios en la Amazonia y luego de haber trascendido que su gobierno es responsable parcial de ello al eliminar las restricciones a la tala en la mayor selva del planeta.

En el colmo de la indolencia, Bolsonaro incluso culpó a organizaciones ambientalistas por los incendios del Amazonas al acusarlas de haberlos provocado sólo por querer dañar su imagen.

Dada la importancia del Amazonas como “pulmón del planeta” y hogar de miles de especies cuya desaparición implicaría un golpe irreversible a la biodiversidad del mundo entero, debemos exigir que los líderes políticos y empresariales asuman un compromiso real ante la gravedad del deterioro ambiental e incluso demandar judicialmente a quienes incumplan su deber de proteger el planeta, pues tal actitud francamente ecocida es un crimen contra la Humanidad.

Ya lo dijo Al Gore: al pretender elegir entre el crecimiento de la economía y la protección del medio ambiente nos colocamos ante una disyuntiva irreal, pues sin un planeta habitable de nada servirá cualquier riqueza que la Humanidad acumule si condenamos de paso la continuidad de nuestra especie.

Por nuestro bien común, debemos eliminar la indiferencia ante este problema y obligar a nuestros gobernantes a proteger el medio ambiente: Hoy más que nunca, el poder debe ser ejercido con responsabilidad en tanto las acciones en materia ambiental de los grandes líderes pueden tener un impacto para todos nosotros.

Fernando Octavio Hernández Sánchez

*Coordinador académico de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México

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