A las 12:30 del domingo 7, el presidente López Obrador subió una fotografía desde su cuenta de Twitter. Al centro, el subcomandante zapatista Marcos (hoy Galeano) y el mismo AMLO, el 13 de noviembre de 1994.
En la imagen también están Cuauhtémoc Cárdenas y su hijo, Rosario Ibarra de Piedra y otros dos miembros del EZLN. Esa fue la primera vez que el hoy Presidente se reunió con el líder zapatista.
Dicen que entonces Marcos pronunció unas palabras que hoy tienen más sentido que nunca: miren, a López Obrador hay que ponerle atención, este cuate va a llegar lejos porque tiene carisma. Palabras del profeta zapatista.
Desde entonces y hasta el día de hoy, se ha tejido una larga historia definida mucho más por el desencuento que por la comunión. Nunca, en los tres intentos que AMLO hizo por llegar a la Presidencia, contó con el apoyo de los zapatistas. Pronto ellos se encargaron de dejarlo en claro. Sin embargo, el Andrés Manuel candidato podía darse lujos que el López Obrador, hoy presidente, debe atemperar, por el bien de sus planes.
Los zapatistas podían segurar que todos los candidatos eran iguales entre sí; que AMLO no significaba una opción para la verdadera izquierda y hasta que se trataba, más bien, de un candidato de centro y que “el centro no es más que una derecha moderada”. El tabasqueño, refunfuñaba y aguantaba.
Aguantó menos cuando dijeron que “la imagen de Carlos Salinas construida por AMLO es, en realidad un espejo”, pero aún así, nada movía la aguja del electorado y eso, al final de cuentas, es lo que importa.
Sin embargo, en 2012 López Obrador dijo que el hecho de que el EZLN emitiera descalificaciones, lo llamara fascista, “ayudó a la derecha” en las elecciones anteriores.
Así han transcurridos muchos años y muchas palabras cruzadas. El sábado, desde Chiapas, el Presidente llamó a los zapatistas a dejar las diferencias de lado. Pero, ¿qué buscaba AMLO cuando este domingo subió la forografía que, por cierto, no es una novedad en los medios de comunicacción? “Ayer me regalaron esta foto que fue tomada en 1994 en Guadalupe Tepeyac, Las Margaritas, Chiapas.
En esa ocasión, el tema fue conseguir la paz. Yo sólo recuerdo que "una imagen vale más que mil palabras", escribió el mandatario en su cuenta de Twitter. Los zapatistas no han hecho más que golpearlo desde que asumió su mandato. Y, sobre todo, se han opuesto a las obras del Tren Maya, una obra que López Obrador tiene entre manos, a pesar de las quejas de las comunidades de pueblos originarios.
"La Cuarta Transformación sigue el mismo camino de sus tres predecesoras, aunque con más brutalidad y cinismo si posible fuera", dijo el EZLN en un comunicado.
La realidad es que en 25 años de relación, AMLO y los zapatistas han intercambiado una foto y mucho más que mil palabras, pero nunca han estado de acuerdo, en casi nada. Así de sencillo.
POR GABRIEL BAUDUCCO
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