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La incertidumbre

Vivimos un momento aciago que nace de no saber qué rumbo tomará nuestro país con las polémicas acciones y decisiones del actual gobierno

OPINIÓN

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Hoy, en México se respira una inseguridad peor que la amenaza del crimen organizado. Una duda más grave que la ignorancia del rumbo que tomará el cambiante humor del presidente Trump. Un recelo, mucho más amplio que antes, sobre lo que pasará mañana. Y es la incertidumbre de no saber qué rumbo tomará nuestro país con las polémicas acciones y decisiones del actual gobierno.

Y no sólo hablamos de los asuntos económicos, en muchas otras áreas percibimos la inquietud, sin embargo, en la economía, la desconfianza es medible y ya la podemos contabilizar. El PIB se encuentra casi en cero para el primer trimestre del año.

La tasa de interés es la más alta en 10 años. Las calificadoras han rebajado las notas de la deuda soberana de México, así como de la principal empresa nacional, Pemex. El principal indicador de la Bolsa Mexicana de Valores registra una pérdida de casi 10% respecto de su máximo de agosto pasado.

Es cierto que el panorama económico es de claroscuros, hay buenas noticias también: la inversión extranjera directa aumentó casi 7% en el primer trimestre del año respecto del anterior, el peso ha recuperado terreno desde la crisis de los aranceles y el riesgo-país es un poco menor que en junio de 2018.

¿Por qué es tan importante la confianza en materia económica?, porque la certidumbre no es un elemento accesorio en el flujo monetario. Es un elemento clave del sistema financiero. En ella está basada la esencia de la economía mundial. Hoy vivimos de promesas asumidas, de acuerdos implícitos.

Por tanto, al no existir claridad del rumbo económico, debido a las decisiones polémicas, a las dudas, revires e incógnitas sobre qué políticas seguirá el gobierno federal, no sólo los inversionistas nacionales y extranjeros, sino muchos mexicanos, han comenzado a dudar. El humor social hoy es la incertidumbre.

Y no son buenas noticias para nadie. Es un asunto grave al que hay que poner atención, porque como ya lo dijimos, vivimos de percepciones, de expectativas, vivimos de creer en acuerdos sociales. Si esto es cierto, más nos vale creer que las cosas estarán mejor mañana, porque como en la fábula de la profecía autocumplida, y como cualquier gurú de la autoayuda nos lo podrá confirmar, nuestros deseos se convierten en realidad. Construimos la realidad con nuestras creencias.

Así, un país con confianza en sí mismo, en su futuro, es un país más fuerte. Veamos a cualquier país líder y lo comprobaremos. La confianza se construye, no es una casualidad que le pasa a los países.

Es importante que el gobierno federal asuma que no basta con hacer las cosas bien, limpiar la casa por dentro. Hay que comunicar con claridad hacia afuera, convocar a la unidad, dejar de atacar a los que piensan distinto, mandar señales de confianza, pero no sólo a los mercados o a las calificadoras, sino a toda la gente. Es responsabilidad de sus dirigentes políticos enviar señales claras de que existe rumbo y claridad del camino para hacerlas realidad. Y enseguida actuar para lograrlas.

POR SERGIO TORRES ÁVILA

COLABORADOR

@SEGIOTORRESA