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Una nueva generación

La batalla contra la trata de personas será larga y se necesitarán más generaciones para ganarla. Que se sepa que hay un ejército de paz

OPINIÓN

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Una corazonada llevó a Windie Jo Lazenko a hacer el viaje de su vida. Era 2012 y había escuchado que los campos petroleros de Bakken en Dakota del Norte, EU, se habían convertido en el paraíso de la prostitución “libre”, así que decidió ver personalmente lo que sucedía en esa zona de tolerancia con todas las mujeres. Aquella región vivía un boom petrolero por el descubrimiento de varios yacimientos, que atrajo a cientos de hombres para trabajar en la industria energética. Ahí, Lazenko confirmó lo que su intuición le decía: la llegada de trabajadores solitarios creó una demanda por mujeres en situación de prostitución, que había sido palomeada por autoridades. Pero enseguida aparecieron los padrotes. Lazenko mantenía un especial interés en el tema: a los 16 años fue víctima de explotación sexual en California. Una juventud trunca le había dado un ojo entrenado para distinguir a quienes estaban en burdeles por obligación. Inmediatamente, notó que algo estaba mal. Investigó y encontró que los tratantes habían tomado control de los dos table dance más populares y de los hoteles, sin que meseros ni policías se dieran cuenta. “Era terrorífico: todos creían que había mujeres libres”, ha contado Lazenko, quien ya no pudo irse del pueblo. Se quedó a vivir en Dakota del Norte y cuando buscó alianzas para desmantelar la red de tratantes, apenas encontró a una mujer solitaria que arriesgó la vida con ella. Solas, ese par logró ahuyentar a una gran parte de los padrotes y hoy siguen trabajando para que los criminales no huyan a otros estados. “Es un trabajo titánico... siempre estamos buscando gente que nos ayude”. Windie Jo suele contar que si en 2012 hubieran tenido más activistas contra la trata de personas, los resultados hubieran sido rápidos y distintos. ¿A cuántos padrotes hubieran podido atrapar y a cuántas mujeres y niñas hubieran salvado? Pensando en ello, ahora dedica la mayor parte de su vida a entrenar a las nuevas generaciones de activistas. En México, inspiradas en ella y otras mujeres, estamos haciendo lo mismo. Ahí están los estimulantes casos de Paty González, Karla de la Cuesta, Karla Jacinto, Zunduri, Pamela, Arely, Janet, quienes dejaron de ser víctimas para ser supervivientes y ahora, son liderazgos de talla internacional contra la trata de personas. Esta nueva generación de defensoras da conferencias ante jefes de Estado, como el papa Francisco, y talleres en escuelas y refugios. Lazenko lo sabía. Y nosotros, también: la batalla contra la trata de personas será larga y se necesitarán más generaciones para ganarla. También sabemos otra cosa: si los padrotes siguen corrompiendo menores, seguiremos formando nuevas defensoras para detenerlos. Lo hacemos para que el día que se necesite ayuda para recuperar una comunidad en México, ninguna activista esté sola. Que sepan que hay un ejército de paz, una nueva generación dispuesta a acompañarlas y trabajar para las personas más vulnerables del país. Por: Rosi Orozco