Napito, el ecologista

Quienes alguna vez fueron cómplices para estafar a los mineros con más de 50 millones de dólares, ahora se enfrentan por asuntos ecológicos. Germán Larrea, próspero empresario, a quien Miguel de la Madrid Hurtado y Carlos Salinas de Gortari favorecieron con la venta de tres empresas mineras, contra Napoleón Gómez Urrutia, dirigente de los trabajadores del ramo, quien en marzo de 2006 huyó a las montañas canadienses, acusado de fraude, y años después regresó victorioso, inmune e impune para despachar como senador de la República por Morena, montaron un bonito espectáculo por el derrame al Mar de Cortés de 3 mil litros de ácido sulfúrico de una de las empresas de Germancito.

Napito pide que le cancelen la concesión a Larrea, argumentando que la ambición y la avaricia no pueden hacer a un lado la responsabilidad social que es cuidar la seguridad de todos. ¡Te mordiste la lengua! Le gritan quienes conocen el negro historial de Napoleón, quien por medio de marrullerías y de complicidades con políticos y empresarios se hizo dirigente del sindicato de mineros.

¡Yo, ambicioso, avaro y corrupto, nunca! Ha respondido Larrea a esos y otros cuestionamientos que le han hecho varios personajes de la política. “Les puedo afirmar y garantizar personalmente que las concesiones mineras, ferroviarias y carreteras que opera Grupo México las ha ganado legalmente, adquirido y pagado puntualmente, y no obtenidas mediante favoritismos, como afirma (marzo 2018) el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. La corrupción nunca ha sido, ni es ni será práctica de esta empresa, y cuando digo nunca, es nunca”, le respondió el próspero empresario. ¿Tú le crees a Germancito? Nosotros, tampoco respondieron a coro, los integrantes de diversos sectores de la sociedad.

La historia de las truchimanerías de la familia Larrea se remonta a los sexenios de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, quienes al menos en un par de negocios, Mexicana de Cobre y Mexicana de Ácido Sulfúrico, le perdonaron a Jorge Larrea Ortega, papá de Germán, deudas por al menos 750 millones de dólares. Pero no sólo eso, sino que le dieron chance al entonces llamado Rey del Cobre que “recuperara” esas minas.

La susodicha historia tiene varios capítulos. Pero sirva este primer acercamiento para señalar que no es la primera vez que una de las empresas de Grupo México contamina los mares, ríos, lagunas con derrames de ácido sulfúrico o algún otro químico. Tampoco es la primera vez que algún político solicita la cancelación de las concesiones, y la aplicación de severas multas por el daño ecológico; ni que la Semarnat, Profepa, Economía le llamen la atención. Lo que podemos afirmar es que todas esas acusaciones le hacen a Jorge Larrea “lo que el viento a Juárez”.

¿Qué obliga a pensar que ahora sí le van a aplicar la quebradora? ¿Nada más porque Napito y algunas organizaciones ambientalistas lo piden? ¡Me canso ganso que no le van a hacer nada! Afirman los escépticos.

POR LUIS SOTO

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