Sí, nos vieron la cara

El gobierno del también panista Francisco Vega se prepara para entregar a Morena el poder, con todo y calendario extendido

Nos vieron la cara, sí… no sólo a los bajacalifornianos, sino a todos los mexicanos.

El Congreso de Baja California decidió agregarle tres años de mandato al gobernador electo Jaime Bonilla, que originalmente gobernaría sólo dos años y ahora serán (por el momento) cinco. Regalazo para Bonilla, incluso antes de que asuma en funciones. ¿Cómo consiguió eso Morena, si tiene sólo tres diputados? ¡Con la ayuda de nueve diputados del PAN, cinco del PRI, uno del PT, uno del PRD! Así los votos a favor de la oposición.

No sólo se burlaron del voto ciudadano, también, le dijo el consejero del INE Marco Antonio Baños a Salvador García Soto en El Heraldo Radio, “es improcedente”… o sea: ilegal, porque va contra una disposición constitucional.

De eso se encargará un tribunal. Y no sólo un tribunal judicial, el Congreso local de baja california podría ser sometido a un juicio político por el Congreso Nacional. Pero seguramente eso no pasará.

Centrémonos en los votos de Acción Nacional porque sin ellos, no hubiera sido posible la trastada.

¿Quién operó semejante movimiento? ¿Cuál de las alas del fragmentado PAN lo cabildeó? ¿Es verdad que cada voto a favor costó mucho más que conversaciones?

Baja California ha sido un bastión panista desde 1989. Hoy, el gobierno del también panista Francisco Vega se prepara para entregar a Morena el poder, con todo y calendario extendido.

Aquello de que el PAN fuera la mayor oposición de Morena en la pasada elección presidencial, está completamente desvanecido en Baja California.

Ojalá Vega cumpla su palabra de no publicarlo en el Diario Oficial, y, en consecuencia, avalar la votación de su congreso. De lo contrario, ésta parecerá una operación orquestada desde el Estado.

El PAN anunció medidas contra los diputados de su partido que votaron a favor de la ampliación de mandato: la expulsión. El proceso debe iniciar en el Comité Directivo Estatal y pasar al Comité Ejecutivo Nacional.

Aunque, siendo pragmáticos, qué les importa, si nadie puede quitarles el lugar en el Congreso, cuyo mandato, de todas formas, pronto terminará.

Hemos visto a los legisladores de casi todos los partidos quejarse de la “aplanadora legislativa” que significa Morena con su mayoría en los congresos estatales y el nacional. Pues bien, ahora vemos cómo la aplanadora de Morena no es necesaria cuando hay gente dispuesta a mostrar sin pudor cuán flexible es su ética como servidores públicos.

Desde Morena se acuñó el término “mafia del poder” para referirse al PRI, PAN y PRD. Pregunta oportuna: ¿esa mafia deja de ser mafia cuando sus votos favorecen un movimiento que a Morena le conviene?

Pensemos como ciudadanos, independientemente de nuestros filias y fobias partidistas; porque de lo contrario seremos los más perjudicados por las decisiones que se toman teniendo en cuenta la política y sólo la política, no a la población.

Así de sencillo.

POR GABRIEL BAUDUCCO

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@GABRIELBAUDUCCO