La descomposición social en México parece que no tiene remedio y peor aún cuando es promovida en los medios de comunicación, principalmente por la antigua televisión.
Me resultó altamente preocupante todo el material que en tan sólo 48 horas se ha generado por un supuesto enfrentamiento entre un actor y un escritor, y digo supuesto porque es evidente que el asunto es más falso que una moneda de tres pesos.
En un intento de supervivencia de la televisora más antigua, presentan a un par de malos “actores” peleoneros, malhablados, agrediéndose mutuamente al aire y en directo en las pantallas de esa moribunda televisora. Lo inexplicable es que las otras dos empresas de televisión hicieron eco de los hechos repitiendo una y otra vez el momento en que uno de ellos le arroja al otro una botella con agua, provocándole una herida sangrante.
Lo que alarma es el cúmulo de amenazas de muerte que se han lanzado, así como la revelación de que el conflicto se sustenta en el asesinato de una persona, al parecer un asistente de uno de los dos involucrados. Hasta el momento la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México no se ha pronunciado sobre el caso y mucho menos la Dirección de Radio Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación ha hecho mención del asunto.
Conversé con Jenaro Villamil, director del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano quien me confirmó que el gobierno como tal nada puede hacer con un caso como este. Villamil planteó la urgencia del establecimiento de un “defensor de los derechos de las audiencias” tanto para medios públicos como privados que pongan “un freno ético” a estas formas de apología de la violencia y de esta manera proteger a las audiencias, en particular a las infantiles.
El debate para combatir la apología de la violencia en los medios de comunicación que buscan atraer audiencia es urgente porque: ¿de qué sirve que se hagan llamados a la denuncia ante la comisión de delitos?, ¿de qué sirve que se arme un debate nacional para la creación de una Guardia Nacional?, ¿de qué sirve que tengamos un Presidente que se autodefine como pacifista?, si en las televisoras la violencia con amenazas de muerte se presenta como un espectáculo normal y atractivo.
Una parte de la sociedad mexicana consume este tipo de productos televisivos en un atentado flagrante a la educación y la tranquilidad de las familias. Lo que preocupa es que hay personas que piensan que estos pleitos son reales y se corre el riesgo de imitar y emular este tipo de “ajustes de cuentas”. Estamos a tiempo de detener este fenómeno, de no hacerlo, la autoridad podría lamentarlo en el futuro.
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CORAZÓN QUE SÍ SIENTE: Ayer murió Carlos Javier Echarri, secretario general del Consejo Nacional de la Población. Se fue el día que lo iba a entrevistar y en el mismo Día Mundial de la Población. La vida es muy caprichosa.
POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
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