La crisis detonada por el anuncio de Donald Trump de imponer aranceles a productos mexicanos fue una bomba que obligó al presidente Andrés Manuel López Obrador a enviar una delegación encabezada por Marcelo Ebrard, quien evitó temporalmente las sanciones, a cambio de frenar la migración de centroamericanos que buscan ingresar a Estados Unidos. ¿Había alternativas para enfrentar la crisis? ¿México cedió demasiado? Aún es temprano para saberlo, pero una vez más se demostró que frente a Trump sería mejor actuar con aliados que en completa soledad.
1. De no haber actuado para frenar el impacto de las medidas unilaterales adoptadas por Trump, se habría incrementado el riesgo de llegar a un escenario recesivo de la economía, motivado por los ajustes al gasto instrumentados en los primeros meses de la administración; según el Inegi, la economía mexicana se contrajo 0.2% en el primer trimestre.
2. Las grandes concesiones del gobierno mexicano a EU no son recientes, cabe recordar que durante las negociaciones trilaterales del T-MEC, los gobiernos de Enrique Peña y Justin Trudeau habían pactado actuar coordinadamente para hacer contrapeso a las amenazas de EU y lograr una defensa más efectiva del acuerdo. Sin embargo, después de haber obtenido el triunfo en la elección presidencial, López Obrador, en conversación con Donald Trump, manifestó su disposición a acelerar las negociaciones con tal de lograr el acuerdo, aun si estas se continuaran sin Canadá.
Desde ese momento, la negociación del T-MEC dejó de ser trilateral como convenía a México y Canadá, y se volvió bilateral, de acuerdo con la estrategia del gobierno de EU. En agosto de 2018, Trump celebraba que después de arduas negociaciones, el NAFTA ahora se llamaría “Acuerdo comercial entre México y Estados Unidos”. Ante la presión que continuaba sobre los dos socios comerciales, del lado de los negociadores canadienses hubo la impresión de que el gobierno mexicano capituló en temas clave, a cambio de que se firmara un acuerdo lo más pronto posible.
3. A pesar de que López Obrador había anunciado que su intención era atraer tanto al gobierno de EU como al de Canadá al Plan Migratorio para Centroamérica, llama la atención que en medio del ultimátum de Trump a México para sellar la frontera sur, Canadá se mantuvo al margen, y que recientemente Ebrard anunció que el gobierno de Alemania era el primero en respaldarlo, pero nada ha dicho sobre la participación de Canadá.
Si Trump ha recurrido al argumento de la seguridad nacional para forzar a sus socios comerciales a aceptar sus condiciones, nada garantiza que vaya cumplir con invertir en Centroamérica una vez sellada la frontera sur. Por lo anterior, México debe sumar aliados para anteponer las agendas del desarrollo y la protección de los derechos humanos, así como el respeto a las reglas del comercio internacional, en las cuales Canadá podría ser un aliado estratégico para construir un sistema de relaciones más equilibrado en América.