Tijuana y Trump

La violencia en la frontera se agudizará y los migrantes serán carne de cañón

Era 8 de abril de 2019. Trump visitaba un pedazo de su muro construido en Calexico, California. Hablaba por enésima vez sobre la gran amenaza de la migración de la gente mala. “Me están rogando por el muro en San Diego, porque la gente está entrando, se meten en las casas de la gente, entonces ellos querían un muro en San Diego y luego dijeron que no querían un muro. Ellos sí querían un muro. Hicimos un trabajo extraordinario, frenamos a todos los que querían entrar”. Unos días antes, en una reunión con el sector El Paso de autoridades de seguridad interna y guardia fronteriza, Trump repetía, ante la aprobación de los demás, que “el sistema está lleno, no se puede aceptar a nadie más, ni por asilo, ni por inmigración ilegal”. Era el tercer capítulo de una campaña intensa de retórica anticaravanas que volvió a tomar fuerza desde principios de año en las redes sociales de la Casa Blanca, no sólo en la cuenta personal de Trump en Twitter. El 6 de enero, en una declaración, Trump dijo: “Hay criminales que están entrando, traficantes de personas están entrando, drogas están entrando, están pasando cosas de las que ustedes no quisieran ni saber. Esto ha sido así por décadas y no podemos permitirlo más”. Hice una revisión de medio año de esas comunicaciones oficiales. Trump alterna declaraciones duras con halagos a Andrés Manuel López Obrador, tales como “este presidente sí está tomando acciones” o “México lo está haciendo muy bien”. Visto desde esta sistematización, parecería el recuento de una relación tóxica, que va y viene entre el amor y el odio, la amenaza y la felicitación. Pero esto no es nuevo, si uno ha hecho una mínima revisión del historial de Trump como empresario y de las autopromovidas estrategias de negociación que históricamente ha utilizado el Grupo Trump para sus compras de bienes raíces o clubes. Es Trump siendo Trump. Lo importante es qué está pasando del otro lado, qué está sucediendo en Tijuana, una ciudad que está ya identificada por las autoridades mexicanas como una con un crecimiento exponencial de la violencia por la lucha entre los grupos criminales, donde los muertos se acumulan cada semana por decenas y la población flotante se multiplica cada día. Este fin de semana, la prensa mexicana puso la mira en Tijuana, a propósito del acto religioso-político-patriótico que protagonizó López Obrador. Pero a metros de allí, donde Trump presume el muro, se acumularán aún más, después de los acuerdos de este viernes, los migrantes centroamericanos, cubanos, africanos, asiáticos, que harán lo que sea, incluido pasar aún más drogas y armas de grupos de narcotráfico, con tal de cruzar al otro lado. Los muertos, otra vez, engrosarán las listas de México, mientras los políticos mexicanos presumen una victoria diplomática, que durará hasta que Trump necesite atizar a su electorado con una nueva amenaza de aranceles.

PENILEYRAMIREZ@UNIVISION.NET

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