No deja de ser curioso cómo en la vida se cierran círculos, aunque en ocasiones podría parecer que no tiene nada que ver una cosa con la otra.
Lo anterior viene a colación, porque al momento de escribir estas líneas, los Raptors de Toronto están a un triunfo de coronarse por primera ocasión como campeones de la NBA.
Nunca antes un equipo fuera de Estados Unidos ha obtenido un cetro de esta liga.
El círculo se cierra a través del inventor de este deporte. Y es que fue un canadiense y no un estadounidense, quien creó el baloncesto, James Naismith.
Hijo de inmigrantes escoceses, Naismith nació en 1861 en Almonte, Ontario, a 371 kilómetros de Toronto. A los 30 años de edad, siendo profesor de educación física, dejó la Universidad McGill, en Montreal, para mudarse a Massachusetts e incorporarse al colegio Springfield, como se le conoce actualmente, donde de inmediato tuvo una encomienda para mantener activos a los estudiantes durante el crudo invierno: crear una actividad deportiva que se pudiera realizar bajo techo y en espacios pequeños.
Después de analizar los deportes más populares de la época, llegó a la conclusión que emplear el balón de futbol era el más seguro, que al pasarlo, en lugar de correr con él, reduciría contactos y lesiones, y que colocaría en cada extremo del gimnasio una “meta” por encima de las cabezas de los jugadores para que no se pudiera defender.
En diciembre de 1891 se efectuó el primer partido de basquetbol, gobernado bajo 13 reglas, y que a diferencia del deporte que conocemos ahora, los equipos constaban de nueve jugadores, además de utilizar un balón de futbol, que se lanzaba a un par de canastas de duraznos colocadas a tres metros de altura.
El baloncesto fue creciendo en popularidad, primero en el campus, después regionalmente, tanto que empezaron los encuentros a nivel universitario, y más tarde tuvo proyección internacional por medio de la YMCA, a la que pertenecía el colegio Springfield.
En 1904 fue deporte de exhibición en los Juegos Olímpicos de San Luis, formando parte del programa oficial a partir de Berlín 1936, cita a la que acudieron 23 países, la mayor cantidad para deportes de conjunto.
Por cierto que contrario a su origen, los encuentros se efectuaron al aire libre, en canchas de tenis. México tuvo una gran actuación, superando a Bélgica en la primera ronda; en la segunda se perdió con Filipinas, pero se mantuvo a flote al vencer a Egipto; en la tercera ronda se le ganó a Japón; en cuartos de final a Italia, pero se cayó ante Estados Unidos en semifinales, antes de derrotar a Polonia por el tercer lugar.
Y cerrando otro círculo, el profesor Naismith entregó las medallas, tres años antes de su fallecimiento, oro para Estados Unidos, plata a Canadá, y bronce para México.
POR ENRIQUE BURAK
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