Cine basado en hechos reales

Nunca imaginé escribir la siguiente oración: François Truffaut y Jonah Hill tienen algo en común.

Y también comparten una cierta vena creativa con Ingmar Bergman, Federico Fellini y Cameron Crowe.

ES CIERTO

Todos estos directores consagrados -y Hill- en algún momento de su carrera tomaron sus experiencias y las convirtieron en cintas que revolucionaron su filmografía… porque, como dijera Fellini: “Todo el arte es biográfico”.

LA CULPA SIEMPRE ES DE LOS PADRES

Este fin de semana se estrenó En los 90, el primer trabajo detrás de cámaras de Jonah Hill, un actor que ha aparecido en obras de comedia y dramáticas, lo han nominado al Oscar: Moneyball y El lobo de Wall Street. Ahora como cineasta, su filme gira alrededor de un chico de 13 años y su búsqueda de identidad cuando conoce a un grupo de skaters en Los Ángeles. Con ecos de su propia pubertad, entrega una obra sentimental y nostálgica sobre la amistad y el cisma paternal cuando necesitas hallar otra familia.

La primera gran autobiografía del cine arribó discretamente a las salas parisinas hace exactamente 60 años, cuando François Truffaut fabricó una cinta basada en su problemática infancia a través de su doppelgänger, el mítico Antoine Doinel -personaje que aparecería en cinco películas de Truffaut a lo largo de tres décadas-. Los 400 golpes trata sobre un niño que deambula por las calles de la capital francesa, mientras trata de evadir su día a día en la escuela y un futuro incierto cuando es expulsado del colegio y enviado a un reformatorio.

Truffaut, quien sufrió la negligencia de sus padres, se refugió en la literatura y el cine para maquilar durante años, su ópera prima que, de paso, inauguró una de las grandes corrientes en la historia de la cinematografía: la Nueva Ola Francesa.

Esta inspiración que surge a través de la ausencia, también trastocó a otro de los grandes cineastas: Ingmar Bergman, cuya última película, Fanny y Alexander, está basada en sus primeros años de vida en Suecia, así como en la relación con su padre y también muestra cómo se enamoró de la dramaturgia. En años más recientes, Noah Baumbach estrenó The Squid & The Whale, que retoma el divorcio de sus padres durante la década de los 80.

NOSTALGIA, COMO INSPIRACIÓN

También han existido directores que toman pasajes menos trágicos de su vida para crear su propia versión de sus memorias. Amarcord, de Federico Fellini, está ambientada durante su adolescencia en los años 30, en un pequeño pueblo de la costa que convalece entre el inminente ascenso del fascismo de Mussolini y una religión católica que retoca todos los niveles de la educación italiana. En el filme, Fellini explora cada uno de los miembros de su familia de una forma cómica. El nombre se puede traducir como Mis recuerdos.

Por JOSUÉ CORRO