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Los 8 mil mexicanos de Raniere

Se alejaron de sus familias, perdieron dinero, negocios; se divorciaron, se aislaron; les tomó años recuperarse

OPINIÓN

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Era como un club social. Llegaban a ver a quiénes conocían, con quiénes podían hacer negocios. Esta red se extendía a cenas, bodas, o cualquier evento. Una vez adentro, la vida del alumno mutaba en una búsqueda constante de nuevos adeptos, y en la impartición o recepción de interminables asesorías, requisito para ascender en la cadena del culto. Aunque la clase fuera en Guadalajara, Monterrey o Ciudad de México, no había forma de olvidar al líder, Keith Raniere, que vivía más 4 mil kilómetros al norte, en Albany, Nueva York. En cada salón de clases, según exalumnos en Ciudad de México, había una retrato suyo y otro de Nancy Salzman, la segunda al mando de la organización NXIVM. Una semana al año viajaban a Albany para celebrar su cumpleaños. El festejo costaba miles de dólares, pero muchos alumnos lo pagaban, aunque tuvieran que dormir esos días en un sofá, en un sótano o una casa de campaña, a pesar de ser ricos “que jamás habían pasado por un sacrificio similar”. Lo hacían, dicen ellos, porque importaba estar y ser visto allí. Cuando él llegaba a una reunión, rodeado por un séquito de mujeres flaquísimas y de aspecto triste, había siempre un asiento central reservado. Allí, al centro de un teatro, está sentado Raniere en un video que transmitimos en Univision Investiga como parte de una extensa investigación sobre NXIVM que hicimos en 2018. Frente a él, Emiliano Salinas mueve la cadera y sonríe ampliamente, alzando las manos hacia su líder. Es apenas uno de los videos públicos en los que expresó admiración. En otros, él y Alejandra González Anaya, dicen que Raniere es brillante y sensible. Entrevistamos durante meses a miembros de NXIVM en Estados Unidos y ciudades de México. Muy pocos aceptaron hablar en cámara. Tenían, tienen aún, pánico de las consecuencias. La presencia en NXIVM en especial de Salinas, González Anaya y Rosa Laura Junco, dijeron, significaba una publicidad muy exitosa. Diego Ruiz Durán, como abogado para ESP México (nombre de la organización NXIVM en este país), nos dijo que llegaron a tener 8,000 alumnos y exalumnos. Durán aseguró que sus exalumnos estaban felices, pero muchos entrevistados afirmaron lo contrario. La mayoría juraron no saber de la existencia del grupo DOS, donde mujeres eran esclavizadas sexualmente y marcadas, prácticas de las que ESP México y Salinas se han deslindado. Pero sus vidas, coincidió la mayoría, cambiaron después de NXIVM. Varios dijeron que se alejaron de sus familias, perdieron dinero y negocios, se divorciaron, se aislaron, que les tomó años recuperarse. Ahora, finalmente, la prensa en México se ha interesado en la cobertura del juicio en Nueva York contra Raniere y la mención de mexicanos, como Salinas, como co-conspirador. Es un buen momento para preguntarnos también qué han vivido esos 8 mil mexicanos.

PENILEYRAMIREZ@UNIVISION.NET

@PENILEYRAMIREZ