El primer partido de Serie Mundial que vi de principio a fin fue el sexto del clásico de otoño de 1975, con las voces de Jorge Sony Alarcón, Jorge Berry y Enrique Kerlegand. Se enfrentaban los Medias Rojas de Boston, que buscaban terminar con La Maldición del Bambino (que concluiría hasta 2004), ante los Rojos de Cincinnati que tenían ventaja de tres juegos a dos.
La Serie se reanudaba en el Fenway Park, luego de tres días de lluvia, lo que permitió que iniciara por Boston el cubano Luis Tiant, que lanzó toda la ruta en el cuarto compromiso, y que me llamara la atención por su peculiar wind up, en el que hacía un giro dando completamente la espalda a home antes de desprenderse de la pelota.
A la postre, el encuentro se convertiría en un clásico. Medias Rojas empató a seis con un rally de tres carreras en la octava, y en el cierre del inning 11, Carlton Fisk conectó un batazo que superó el monstruo verde para dejar tendidos en el terreno a los Rojos 7-6.
La imagen de Fisk, en la que con los brazos “impulsa” la pelota a terreno de fair, es una de las más emblemáticas de las series mundiales, y se logró gracias a un ratón. El camarógrafo estaba situado en la parte baja del monstruo verde, y cuando se presentó el batazo, se distrajo con el roedor, por lo que la cámara quedó fija en Fisk.
Sin embargo, y pese a la efervescencia en Boston por el triunfo, Cincinnati se coronaría al día siguiente. Fue en ese momento que me hice aficionado de los Rojos.
La primera serie que vi completa fue la de 1976 en la que Cincinnati chocó ante los poderosos Yankees de Nueva York, que iniciaban una racha de tres apariciones consecutivas en el clásico, pero ese año, los campeones fueron los Rojos de Sparky Anderson, y lo hicieron por barrida.
Me aprendí de memoria la defensiva de aquel Cincinnati: catcher, Johnny Bench; primera base, Tony Pérez; segunda base, Joe Morgan, short stop, David Concepción; tercera base, Pete Rose; jardín izquierdo, George Foster; jardín central, César Gerónimo y jardín derecho, Ken Griffey.
Por todo lo anterior, el transmitir en Monterrey la serie entre Cardenales de San Luis y Rojos de Cincinnati fue sumamente significativo para un servidor, prácticamente cerrando un círculo, ya que nunca antes había narrado un encuentro de Cincinnati en el estadio.
Curiosamente, el domingo fue el cumpleaños número 78 de Pete Rose, que continúa suspendido de toda actividad ligada al beisbol por su relación con las apuestas.
Pistol Pete ha solicitado en varias ocasiones que se reconsidere su caso para ser elegible al Salón de la Fama, petición que ha sido negada.
Me parece que se debía permitir que su nombre apareciera en las papeletas y que fueran los periodistas quienes decidieran su futuro.
@ENRIQUEBURAK
Afición roja
Fue en 1975, cuando se coronaron los rojos en Boston, el momento en el que me hice aficionado de Cincinnati