Una de las primeras entrevistas que realicé fue con Guillermo del Toro en un evento que realizó en la antigua Cineteca Nacional. Fueron unos 10 minutos en los cuales hablamos los símbolos religiosos en su cine: “En México, seguimos atados al catolicismo... ¿sabes cuándo me di cuenta?, cuando quise estrenar Hellboy y me llegaron a decir que era mejor que le cambiara el nombre por Helloboy, para que la gente no se espantara y fuera a verla al cine”.
Y la verdad, es que no había razón por la cual alarmarse: es cierto que el protagonista de la adaptación del cómic creado por Mike Mignola es un demonio antropomórfico, pero su principal atentado contra la moral es su adicción a los gatos, puros y al alcohol (la mejor escena de toda la saga es cuando Hellboy toma un six de Tecate y canta melancólicamente “Cant Smlle Without You” de Barry Manilow.
[caption id="attachment_502942" align="alignnone" width="600"] Foto: Especial[/caption]
Aquel Hellboy era como el primo infernal de Gasparín
Pero ahora todo ha cambiado gracias al reboot de Neil Marshall, que se apega mucho más al lúgubre y sangriento estilo de la historieta. La esencia de este reboot (que no es lo mismo a remake, pues no cuentan la misma historia que vimos anteriormente) es entregar un antihéroe mucho más cercano a su naturaleza: un vicario del Apocalipsis.
Para fomentar esta sensación diabólica, el nuevo filme de Hellboy cuenta con escenas mucho más viscerales en las cuales la sangre brota de cada pelea y cada escena; logrando así diferenciarse de la obra Del Toro. Porque al final, es el objetivo de todo reboot: ofrecer una mirada revulsiva para una nueva generación. La materia prima de la historia permanece, pero los personajes evolucionan cultural y temáticamente.
Por ejemplo, y apegándonos al subgénero de cintas de cómics, el caso más afortunado fue el desarrollo de Spider-man: Sam Raimi realizó una trilogía sobre el origen, la evolución trágica y redención de Peter Parker en una sociedad post-11 de septiembre donde el sacrificio emergente de un ciudadano común era la máxima forma de heroísmo; después, Marc Webb relanzó las aventuras de Spider de manera obsoleta: conflictos adultos en un universo adolescente. Sin embargo, hace un par de años, otro reboot resucitó al héroe arácnido al dotar su mitología de un arco que realizaba una analogía entre la madurez de un chico preparatoriano con la responsabilidad de poseer superpoderes.
Lo mismo ocurrió con Batman: pasó de ser un vigilante con esbozos de personaje del expresionismo alemán con Tim Burton, a un delirante justiciero que parecía DJ del Baby’O gracias a los bodrios de finales de los 90 de Joel Schumacher (dos de los peores blockbusters de la historia). Posteriormente, fuimos testigos de una trilogía que cambió para siempre la forma de ver a los superhéroes gracias a la ingeniería científica y realismo impregnado por Christopher Nolan.
Y ahora Hellboy 2019 sí es una versión mucho más gore y oscura, pero con un guión lleno de tecnicismos y diálogos que recuerdan a ¿Le temes a la oscuridad? La franquicia del Guillermo del Toro sigue siendo la número uno.
Por JOSUÉ CORRO
@JOSUE_CORRO