La estrategia de comunicación del presidente López Obrador está teniendo éxito. Hay que decirlo y asumirlo sin ambages.
Sus conferencias, aun siendo terriblemente insulsas, y una de tantas expresiones de la ausencia de una estrategia integral de gobernabilidad democrática, sí están marcando la agenda diaria de los medios de comunicación, y también las de las fuerzas políticas de la oposición.
El Presidente decidió que el tema del huachicoleo fuese el que captara la atención de todo mundo durante casi 30 días de los 60 que lleva gobernando, y, en consecuencia, la gente, los comunicadores, los líderes políticos, las cámaras legislativas se han olvidado de otros asuntos que son igualmente graves, o incluso más delicados y lesivos para el país y la gente. No estoy diciendo que no importe el daño económico y en la pérdida de vidas humanas que ocasiona el robo de los combustibles.
Desde el 1 de diciembre, el día en que tomó las riendas del gobierno López Obrador, el número de personas fallecidas por hechos de violencia es catastrófico, tanto o más, a la catástrofe que vivió México durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
No es correcto dar cifras precisas sobre los hechos violentos y delincuenciales sucedidos durante estos dos primeros meses del gobierno de López Obrador, pues existen datos insuficientes y con cifras muy diferentes, según la fuente que las difunde, pero lo que sí es innegable, es que no hay evidencias de que haya disminuido en los primeros días del nuevo gobierno. Los hechos, en sentido diferente a las versiones gubernamentales, establecen que la violencia es imparable.
Pero como de eso no se habla en las mañaneras, como de eso no quieren informar los principales medios de comunicación, como la violencia se ha hecho parte de la cotidianidad, entonces no es tema que esté presente entre la mayoría de los opinadores, o incluso del público en su gran mayoría.
Pero la realidad es terca y el que no se mencione en los titulares de algunos de los noticiarios y otros diarios, existe y está presente, dañando a miles y decenas de miles de personas, que son víctimas de este flagelo todos los días.
El sábado pasado, miles y miles de personas, principalmente mujeres, llevaron a cabo una manifestación por las calles del centro de la Ciudad de México, protestando por la inseguridad, por la violencia en general, y por aquella que se dirige en contra de las mujeres. Le reclaman al Gobierno de la ciudad y al de la República que aumentan los feminicidios, los asaltos, secuestros, amenazas, insultos, acosos hacia este sector de la población, sin que se tenga, elementalmente, una respuesta del gobierno actual, que sea diferente a la ineficaz de los anteriores gobiernos, y que vaya más allá de "informar que están trabajando". Miles de mujeres marcharon, y sólo un diario dio cuenta, con la importancia que merecía, de la protesta.
¡No, no lo tratará López Obrador en la mañanera! Y si lo hiciera, será una homilía para llamar a los agresores y delincuentes para que se porten bien.
Colaborador
@jesusortegam