Hace dos días, Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM y ad eternum posible candidato a la silla presidencial, se presentó con el equipo de la Misión Permanente de México en la ONU. En un mensaje sobrio, les explicó la importancia de la Cuarta Transformación y que la visión del Presidente de la República deberá proyectarse en su trabajo diario dentro de las posiciones de México en los diferentes foros multilaterales de esta organización en Nueva York. Fue un mensaje breve sin definición puntual de la agenda que impulsará el nuevo representante de México en la ONU. Eso es lo correcto, en tanto recibe instrucciones desde el edificio Juárez de la cancillería y se sienta a conversar con su equipo de la misión.
La representación de México en la ONU es la segunda posición más relevante en el exterior solamente después de la Embajada de México en Washington, que dirige la experimentada diplomática Martha Bárcena Coqui. Ambas posiciones requieren capacidad de interlocución directa con AMLO. Sin embargo, el Presidente ha instruido a la Administración Pública que no se mueve ni una coma de los temas internacionales de su gobierno sin la aprobación del canciller Marcelo Ebrard. Los presidentes de México pueden colocarles cuñas políticas a sus cancilleres en Washington y en Nueva York. Recordemos el berrinche que hizo Jorge Castañeda cuando Vicente Fox nombró a Adolfo Aguilar Zínser como representante ante la ONU en un momentum extraordinario: la participación de México como miembro no permanente del Consejo de las Naciones Unidas en el marco de la nueva geopolítica post 11-S. Ese nombramiento de Fox, sin el consentimiento total de Castañeda, terminó por sepultar la amistad personal entre Jorge y Adolfo. Al embajador De la Fuente le tocará sacar adelante al interior del grupo de países de AL y el Caribe (GRULAC) la candidatura de México para ocupar un asiento del Consejo de Seguridad de la ONU (CSONU) para el bienio 2021-2022. Al parecer no tendríamos competencia ni obstáculos con Brasil, que se anotó para el período 2022-2023. Asimismo, México puede ser un líder en la agenda para el desarrollo 2030 de la ONU. Esto se suma a la firma del acuerdo de México con la Oficina de la ONU de Servicios para Proyectos, con lo que se busca desplazar a la OCDE, que dirige José Ángel Gurría en términos de proyectos de consultoría internacionales que paga el Estado mexicano a organismos multilaterales.
Juan Ramón de la Fuente, además tiene el respaldo de Sedena y Semar para mantener el despliegue de cascos azules mexicanos, que aunque pocos todavía -80 en los últimos años-, ya le permite a México participar en las discusiones sobre operaciones para la paz.
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