En las últimas horas, el gobierno mexicano hizo del recuento de indocumentados capturados un alboroto mediático. A través del canciller, anunció con bombo y platillo "el rescate" (que en realidad es detención) de casi 3,000 extranjeros sin documentos, y pasó de largo para dar cuentas de algo más profundo, una de las causas y consecuencias de las desgracias migratorias: los coyotes.
¿Cuántos traficantes de indocumentados han sido detenidos? O más allá todavía: ¿cuántos han sido sentenciados?
Hasta la fecha el Consejo de la Judicatura Federal y el Poder Judicial de la Federación han retozado en las sombras para no informar sobre los procesos en contra de los detenidos por llevar y traer a montones de sin papeles principalmente desde Centroamérica y de los lugares más remotos del mundo, desde los monzones asiáticos y las sabanas africanas a la Amazonia.
De los pocos casos conocidos en 2019 destaca una sentencia condenatoria que logró el Ministerio Público de la Fiscalía General de la República (FGR) en Zacatecas en contra de un grupo de "polleros" que transportaban en un semirremolque a 146 personas, entre ellos, 55 menores de edad.
¿Qué pasó con los traficantes de los otros miles de indocumentados que dice el gobierno que “rescató”? Es un misterio oculto en la burocracia. El Estado mexicano no da cuentas claras de ello, pero, en un ejercicio de deducción por los niveles de impunidad del país, 98 por ciento anda suelto, listo para traer a otros miles en 2020 en un negocio muy lucrativo.
A finales de septiembre pasado la Secretaría en Seguridad y Protección Ciudadana anunció la desarticulación de una red de tráfico de personas que obtenía cerca de 40,000 dólares semanales trasladando a migrantes, en su mayoría provenientes de Sudamérica e India hacia Estados Unidos, a través de avión y carreteras: una logística que hubiera sido imposible sin la colaboración de funcionarios.
Y no cualquier burócrata, sino de los más altos rangos. ¿Qué han averiguado los ministerios públicos al respecto? En los interrogatorios a los conductores, a esos traficantes a ras de suelo seguramente se habrían revelado nombres de peces gordos que siguen organizando las redes que ponen constantemente a México entre la espada y los chantajes del vecino.
¿Por qué no han caído policías federales, militares, empresarios del transporte y políticos sin los cuales no sería posible el festín del tráfico de migrantes?¿Y la información que iba a exigir la 4T a los gobiernos de Honduras, El Salvador, Guatemala y Estados Unidos para combatir a estas organizaciones?
En meses pasados se supo que en California estuvieron involucrados 16 marines en la introducción de migrantes de manera ilegal; seis de ellos, se declararon culpables de operaciones para consolidar a Camp Pendleton (a 62 millas de la zona limítrofe entre Estados Unidos y México) como uno de lo principales corredores de las bandas de traficantes.
¿Qué han revelado estos corruptos estadounidenses de sus pares delincuentes del lado sur de la frontera? Mejor sería escucharlo, en lugar de cifras de detenidos pobres.
POR GARDENIA MENDOZA
*PERIODISTA
ORBE@HERALDODEMEXICO.COM.MX
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