Al focalizar la mirada en el mapa mesoamericano, no es difícil concluir que es una región que de alguna manera pueda considerarse aislada del resto del mundo. Caminos, barcos, y aviones han permitido que la integración cultural y de tradiciones sea tan intensa como lo reflejan las fiestas decembrinas de este año.
Época de fiestas y descansos esperada todo el año, en este diciembre se reúnen las familias en casa o visitan al resto en las comunidades hacia las que se desplazan miles de kilómetros para reunirse y convivir con sus familias y amigos. Sea para visitar sus lugares de origen, lugares de descanso o aquellos en donde la familia se radica ya de una manera permanente.
Los dulces, el encuentro y los platos sabrosos cocinados con esmero en las cocinas. Sea en el país de origen, o en el de paso, o el del destino permanente. Las decisiones sobre los platos a servir y compartir son difíciles cuanto mas variada sea la migración que se encuentre presente a la mesa, cuando las comunidades acuden buscando al otro.
Los centros de convivencia y los espacios públicos se han ataviado para mostrarse a quienes circulan por los espacios públicos, habilitados para el tránsito de las peregrinaciones, los bailes y los desfiles comunitarios que muestran las presencias multiétnicas que ese crisol regional ha creado. Las fiestas de diciembre siempre representan un canto a la tradición en momentos de intensos intercambios interculturales.
En Mesoamérica la mayor parte de las poblaciones celebran las navidades. Dan inicio semanas antes, con las posadas que simbolizan la peregrinación y el refugio. Incluso antes, con ceremonias religiosas que invitan a la población a acudir a los templos, lugares de acercamiento en las que participan quienes comparten y reciben.
En las ciudades, la fiesta se manifiesta con el aumento de visitantes y de espacios iluminados especialmente con motivos navideños. Un buen número de viajeros se acerca a las playas y lugares de descanso. El clima es más fresco que en el resto del año. La fusión de tradiciones ha resultado en una colorida y diversa mezcla de símbolos, ceremonias, imágenes y expresiones culturales.
Son comunes los pesebres y las piñatas, los cánticos, bailes y procesiones tradicionales en las calles con música característica de las diferentes expresiones culturales, entre ellas la indígena y la criolla, garífuna, afrodescendiente, hispana y europea, anglosajona; y la que proviene de las diferentes culturas del Pacífico y Asia presentes. De todas las regiones con las que a lo largo de más de 600 años se ha sostenido comunicación terrestre, marítima y aérea.
El clima es ideal para convivir, con climas variados, especialmente en la región del istmo, aun cuando el frío llega por las noches y el calor soleado ilumina durante el día. La comida expone la riqueza gastronómica y las prácticas culinarias que a lo largo del tiempo se fusionan rescatando el patrimonio y creando nuevos rituales.
Tamales preparados con el mejor maíz de la temporada según la práctica en cada lugar. Comidas con guajolote, jamón, pasteles de frutas, refrescos y ponches preparados con frutas, vinos y destilados locales. Las mejores recetas de la comunidad y de la familia se rescatan año con año.
Las llamadas y mensajes han comenzado desde el fin de semana. Los intercambios de regalo profundizan el sentido de compañía, mientras el chat y la videoconferencia intensifican intercambios y la integración. Más al fondo, lo más importante es el contenido de la comunicación y el deseo de que en estos días se recupere la paz no solo en estos días. Con esperanza de cambio para la región, como también para el resto del mundo.
Por: Guadalupe González
POR GUADALUPE GONZÁLEZ
*CATEDRÁTICA UNIVERSITARIA
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