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La generación de cristal

OPINIÓN

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El suicidio de una universitaria del ITAM, Fernanda Michua Gantus, trajo al debate público la vulnerabilidad de una generación de mexicanos que lo único seguro que tienen en el porvenir es la incertidumbre de lo inseguro, lo inestable y las presiones de una sociedad que compara el pasado lento con el presente veloz.

La generación de cristal, decretaron opinólogos de Twitter, personas mayores a las tres décadas de vida, que seguramente cuentan con Seguro Social, casa propia y un trabajo con varios años de antigüedad. No aguantan nada, las pantallas los han hecho sensibles, la letra no les entró con sangre y aun así se quejan; eran los pregones recurrentes que leías al abrir la red social de 140 caracteres.

Hoy toda una generación de jóvenes cuenta con total incertidumbre del mercado laboral, la seguridad social es ya un mito posrevolucionario, la salud mental sigue siendo vista como una herramienta para personas débiles, el éxito debe de ser acompañado de sufrimiento para ser garantía, un estudiante no debe quejarse, nuestros problemas suelen verse solamente como caprichos por aspiraciones de clases sociales.

Mártires de Starbucks, nos bautizó aquella generación que seguramente tiene una cafetera en casa para poder tuitear con la comodidad de un café en mano y un sillón en sala propia.

No es cuestión de debilidad o sensibilidad, es cuestión de analizar el muro de injusticias a la que las personas jóvenes en México se enfrentan antes, durante y después de egresar de una carrera universitaria; no es un mito el conocer a aquellas personas que llevan meses con carrera concluida y no pueden acceder a un trabajo digno, con seguridad social, con oportunidad de crecimiento, sin ser becario, esperando el milagro de que te contraten aunque no tengas prestaciones, un becario sin importar edad, grado académico, experiencia o conocimiento.

Ser becario es la única esperanza de formar parte del mundo laboral, hablar inglés, leerlo, escucharlo; que tu computadora que aún no acabas de pagar sirva para tus labores de becario sino habrá otro becario con la computadora necesaria y tú ya no serás necesario. Llegar temprano sin importar distancias ni condiciones de la ciudad.

¿La generación de cristal? Por supuesto, no delicados, sí vulnerables. Para nosotros, pensar en el futuro no es pensar en créditos, ni pensiones, tampoco en casa propia o seguro social; esta generación tiene en mente un futuro inmediato, tan inmediato que ha llegado a nuestras cabezas la salud mental, quizás ahí encontremos por lo menos una válvula de escape a un porvenir que se vislumbra roto, un mañana quebrado, como el cristal al que puedes mirar pero no tocar.

Mientras tanto, ya hubo una vida que se estrelló con ese cristal, murió quizás pensando en buscar una salida. Nuestra generación necesita paz, certeza de un mejor futuro, ser vista como el futuro de una sociedad, el suicidio es también la socorrida búsqueda de paz, aunque sea perpetua; Fernanda ya descansa en paz.

Una generación pasada nos llamó de cristal, seamos esa generación que alzó la voz para pedir a gritos certeza ante una fragilidad que se ha develado, que no es más falta de oportunidades y ausencia de certeza de un futuro mejor.

POR RODRIGO MIRANDA BERUMEN

CONSEJERO NACIONAL DEL PAN

@RMIRANDAB

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