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Navidad en prisión

El lunes existió la posibilidad real de que Javier Duarte quedara en libertad

OPINIÓN

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Estaba de pie, en el pequeño patio que es rodeado por las oficinas y salones especiales del Reclusorio Norte de la Ciudad de México. Sonriente, vestido de forma impecable con los colores que corresponden al uniforme de recluso, pero con ropa que a todas luces era de marca.

Don Javier”, es la forma en la que todos se refieren a él. Eran mediados de septiembre, Javier Duarte llevaba dos años y dos meses ahí.

“Pasaré navidad en mi casa. En Veracruz, no tengo miedo a volver”, me dijo. Era claramente optimista, parecía incluso un poco de más. El exgobernador de Veracruz, uno de los personajes de la política mexicana más odiados, no pasará las fiestas en casa, pero este lunes a las tres de la tarde con veinte minutos estuvo a punto de conseguirlo.

Las semanas anteriores no habían sido fáciles, el mismo día en el que se le avisó que su esposa, que por cierto y pocos los saben, es ya su exesposa, sería detenida en Reino Unido perdió algunos privilegios que tenía en prisión, no se le dio mayor explicación. Simplemente los perdió.

Sin dejar de ser Don Javier, los lujos, que tampoco son una sorpresa para nadie, han sido disminuidos de manera drástica y considerable.

Lo que sí logró operar, en esos días, es que uno de sus grandes amigos, empresario veracruzano de no presumible reputación, le prestara el dinero para la fianza y viajara a Londres para sacar a Karime Macías.

Pero el lunes existió la posibilidad real de que Javier Duarte quedara en libertad. En una audiencia de poco menos de 30 minutos, su defensa argumentó que no existía posibilidad de fuga, que su cliente no había sido detenido aquella vez en Guatemala, sino que él se había entregado y que un brazalete que lo mantuviera localizable las 24 horas, sería una medida suficiente.

Antes, la misma defensa había logrado cambiar la acusación de delincuencia organizada por asociación ilícita, lo cual, al no ser un delito grave, no amerita prisión preventiva oficiosa, y le permitiría estar en libertad.

Ante esto, el juez en el Reclusorio Norte aseguró que lo tomaba por sorpresa la petición, que no tenía conocimiento de ella y que por tanto no podía tomar una decisión, misma que daría al regresar de sus vacaciones, a principios de enero.

Javier Duarte tuvo una importante posibilidad de pasar Navidad en su casa. No lo logró. Su optimismo sigue, y tiene razones.

POR DANIELLE DITHURBIDE
DANIELLE2@TELEVISA.COM.MX
@DANIELLEMX_


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