Art Basel es la feria de arte contemporáneo más grande del mundo. Tiene lugar anualmente en tres sedes: Basilea, Miami y Hong Kong, en un espacio donde se dan cita millonarios y del que rara vez se habla en los medios, excepto cuando un artista ingenioso y agudo presenta como arte un plátano pegado en la pared, tal como lo hizo el italiano Maurizio Cattelan.
El arte debe generar discusión más allá de los círculos cerrados y exclusivos de un grupito de intelectuales. Una máxima del artista contemporáneo es lograr alzar la voz con un mensaje simple, poderoso y memorable, en el mundo hipersaturado de imágenes. Sin duda, el acto (no obra) de Cattelan lo consiguió.
Maurizio Cattelan es amo de la provocación desde hace 30 años, por lo que para su primera presentación en Art Basel Miami era lo menos que podíamos esperar de un artista que entre sus obras más celebradas se encuentra la escultura del Papa Juan Pablo II impactado por un meteorito.
Y no es la primera vez que el italiano, que constantemente se burla del consumo de arte, usa la cinta de aislar. Hace 20 años pegó con el mismo material, a modo de crucifixión, a su galerista Massimo de Carlo y esta persona viva estuvo expuesta 24 horas.
El arte contemporáneo son ideas, conceptos, posturas, actos: filosofía, no imágenes. Comprar una obra de arte no es adquirir un producto físico, sino invertir en una idea potente que influye el mundo. Creer que alguien define qué es arte, qué vale y qué no, es una forma moralista de pensar, y Cattelan lo contrapuso con un poderoso mensaje anarquista.
POR LILIA SOREN
COLABORADORA
eadp