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Responsabilidad compartida

Pretender que la corresponsabilidad se reduce a lidiar con el tráfico de estupefacientes, así como de armas, es ingenuo y peligroso

OPINIÓN

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El contrabando de México a Estados Unidos y la "fayuca" desde Estados Unidos a México ha prosperado desde que estas dos naciones se fundaron. Es decir que, el tráfico de armas, fuga de esclavos de norte a sur, exportaciones de opio y mariguana en las épocas de guerra, contrabando de alcohol durante la Prohibición de los años 1920 todo esto lo ha visto nuestra enorme frontera compartida.

El gobierno del país más poderoso del mundo está preocupado porque México se convierta en un Estado fallido. Y no es para menos; de mermarse la gobernabilidad en este país, existiría el potencial para generar la peor crisis de refugiados en la historia de la humanidad. Una guerra civil en México sería un riesgo existencial para Estados Unidos.

De ahí que el concepto de "corresponsabilidad" ha evolucionado. Cuando surgió, en los años 1990, se contemplaba que Estados Unidos brindaría apoyo a México y que México permitiría dicho apoyo. Luego vino el Plan Mérida que, contrario a lo que se decía, era más importante por los mecanismos de cooperación que por el presupuesto asignado.

Estos acuerdos los comenzó a desmantelar Enrique Peña Nieto. En línea con su deseo de "bajar de perfil" la guerra contra el crimen organizado, ordenó que los vínculos directos entre dependencias mexicanas y americanas cesaran.

Asimismo, exigió que todo pasara a través de la Secretaría de Gobernación, y su polémico titular, Osorio Chong. Quedaba claro que el gobierno mexicano se reservaba el derecho de decidir cuándo y con quién se articulaba la "corresponsabilidad", dejando la puerta abierta a que Peña Nieto escogiera cuáles serían los grupos criminales que se favorecerían y quiénes se perjudicarían.

Esta triste situación se acentúa hoy por un Ejecutivo federal que tiene aún menos interés por ejercer el control territorial. Es en ese contexto que el gobierno mexicano ha revirado las críticas de su falta de acción para concentrarse en el tema del tráfico de armas, el cual es un enfoque totalmente miope.

Es muy sencillo: si las armas no vinieran de Texas, entrarían desde la prácticamente inexistente frontera centroamericana.

Mientras tanto, en encuesta tras encuesta los mexicanos declaran que estarían dispuestos a cualquier tipo de intervención americana si esto significara que pudieran vivir tranquilos. Es decir, sin seguridad, la llamada "soberanía nacional" es irrelevante.

México tiene múltiples casos de éxito que muestran que, cuando hay voluntad política, se puede controlar el territorio. Ahí están los ejemplos de Yucatán, León, Torreón, Saltillo, Monterrey, la CDMX durante Ebrard, etc.

Los americanos pueden, y deben, brindar su total apoyo en inteligencia y logística directamente con un grupo profesional y seleccionado de policías y fiscales mexicanos. Pueden y deben estar presentes para brindar apoyo logístico en la ejecución de los operativos, como estaría cualquier experto en apoyo al gobierno mexicano.

Urge que la sociedad aprenda a exigir lo que más anhela y que insistamos que los americanos hagan su parte, más allá del tráfico de armas. La “soberanía” no tiene sentido si está en manos de delincuentes.

POR AGUSTÍN BARRIOS GÓMEZ

*PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN IMAGEN DE MÉXICO Y CONDUCTOR DE ADN40 NEWS

@AGUSTIN BARRIOSG

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