Mientras se revisan nuevas regulaciones de corte ambiental para prohibir, entre otras cosas, la fabricación y uso de plásticos de un solo uso, el manejo de la basura de forma eficiente sigue siendo una asignatura pendiente en México.
La gestión de residuos también puede ayudar a revertir el cambio climático, pero desafortunadamente no existe una agenda ambiental por parte de la 4T e incluso una de las carteras más afectadas por los recortes es la Semarnart, al frente el biólogo VÍctor Manuel Toledo Mansur.
Cada mexicano produce 340 kilos de basura al año y si bien algo se recicla, la mayor parte se destina a residuos sanitarios que son limitados.
Se trata de un problema global que sin duda implicará en el futuro no tan lejano cambios en los estilos de vida, es decir, habrá una transformación de las economías que comenzará por los hogares, pero que también exigirá a los gobiernos políticas públicas para el manejo de residuos sólidos, pero donde no todo se puede reciclar, simplemente pensemos en los pañales desechables.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) hasta 2010 reportó 238 rellenos sanitarios, pero se estima que existen más de mil 600 tiraderos a cielo abierto que están contaminando la tierra, además de la generación de gases.
Para Carlos Álvarez Flores, un ingeniero químico especialista en el manejo de residuos, una alternativa al alcance de México sería la instalación de plantas termovalorizadoras para aprovechar la basura como fuente de energía.
En otras palabras habría que pensar en quemar la basura con un manejo especial en lo que refiere a la recuperación de gases, algo que ya realiza la industria cementera.
La alternativa de revalorizar la basura se exploró para la Ciudad de México en la administración de Miguel Ángel Mancera con planta que estaría en Texcoco, pero se desechó en esta administración por cara.
La planta en cuestión, además de evitar el traslado de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) a tiradores cada vez más lejanos, se pensó para generar la electricidad que en un año consume el Metro, por lo que tenía una doble ventaja.
Concretamente, la capital del país eroga al año dos mil millones de pesos por enviar RSU a rellenos sanitarios en el Estado de México y paga a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de Manuel Bartlett Díaz, otros dos mil millones por la electricidad del Metro.
Para Álvarez Flores, presidente de México Comunicación y Ambienta A.C., ahora que se afina un Programa Nacional de Infraestructura por parte del gobierno federal, se deberían retomar los planes para instalar plantas termovalorizadoras en varias ciudades del país que podrían ser financiadas por el sector privado en el entendido que las alcaldías ya destinan recursos considerables al manejo de la basura, lo que significa una alternativa para financiar dichos proyectos.
POR ROGELIO VARELA
ROGELIOVARELA@HOTMAIL.COM
@CORPO_VARELA
abr