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Post-Globalización: La nueva era

Para los países que se encuentran en las primeras etapas de integración, la globalización económica produce grandes beneficios

OPINIÓN

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En la última década, la integración económica a nivel global ha acelerado el flujo de bienes y capital a un ritmo sin precedentes. El aumento en la calidad de vida y el crecimiento económico han disparado las oportunidades, reduciendo los índices de pobreza. A la vez se ha agudizado la brecha de ingresos, alimentando la polarización tanto en países desarrollados, como en vías de desarrollo. El desbalance comercial que se ha producido entre economías ha abierto el paso al proteccionismo, llevando a guerras comerciales incluso respaldadas por la propia Organización Mundial del Comercio (OMC).

Frente al panorama actual, el presidente español Pedro Sánchez hizo un llamado “a actuar con prudencia, eficacia y previsión”.

El Brexit, el enfriamiento de la economía y los aprietos arancelarios en los que se ha visto envuelta la Unión Europea inclinan la balanza hacia la incertidumbre. Sin embargo, la posición que adoptarán economías como la española podría resultar previsible.

Si bien se espera que apueste por afianzar los lazos comerciales, los rendimientos decrecientes que surgen al pisar el acelerador de la globalización en los países que han alcanzado ya un prominente nivel de crecimiento, lo podrían convencer de hacer lo contrario.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), para los países que se encuentran en las primeras etapas de integración, la globalización económica produce grandes beneficios. Sin embargo, entre más globalizado, es menor el crecimiento registrado y existe mayor inequidad salarial.

Lo anterior resulta en la convergencia de ingresos en sectores específicos, y en la divergencia de ingresos en el resto, disparando la desigualdad de la renta.

Tomando en cuenta lo anterior, “¿Qué significa actuar con prudencia, eficacia y previsión?” La oportunidad perfecta para poner en práctica el corte socialista que caracteriza al gobierno de Sánchez.

A pesar de que en España la desigualdad de ingresos es primordialmente de carácter primario (excluyendo de la ecuación a los impuestos y las transferencias), la distribución de los ingresos secundarios y el reparto de las rentas efectuado por el sector público podría lentamente pisar el freno de la integración económica. Hacerlo representaría justificar la influencia socialista que sostiene la administración española.

En esta línea, es posible que la era de la “post-globalización” a la que se refiere el vicepresidente del Banco de Grecia, John lannis Mourmouras, repercuta en un nuevo orden global multilateral. Inevitablemente, un sistema multipolar, implica un desgaste en el papel protagonista de la globalización tradicional y reduce el enfrentamiento entre hegemonías.

Está por verse en qué consiste el reacomodo económico que dará vida a este nuevo escenario. Aunque ideal en un largo plazo, necesariamente rocoso en su conformación.

Por: Camila Gómez Díaz Barreiro
@camilagomezdb

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