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La torcida mano invisible

Con la operación, han muerto más de 200 civiles, 164 rebeldes, 185 militantes prokurdos,y 9 solados turcos

OPINIÓN

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Se retiran las tropas estadounidenses del norte de Siria. Ante los ojos de la comunidad internacional, un acto de abandono a los kurdos — aliado clave en la lucha contra el Estado Islámico—. Ante Rusia, una oportunidad de oro para afianzar su influenciax regional de la mano de Irán y el régimen sirio. Ante Turquía, el momento de brillar. Pero esta vez con metralletas.

Considerado un grupo terrorista por el gobierno turco, las Unidades de Protección Popular kurdas quedaron desamparadas. En respuesta, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan anunció que activaría una ofensiva militar en la frontera de Turquía con Siria, para repatriar a alrededor de 3.6 millones de refugiados sirios.

Frente a ello, la postura de la administración de Trump fue criticada hasta en la Casa Blanca. Una carta de Trump para Erdogan activó una respuesta agresiva. ¿Qué se puede esperar cuando amenazó con destruir la economía de Turquía; se puso la medalla por resolver sus problemas internos y, como broche de oro, cerró con “no seas tonto”?

Después de leer la carta, Erdogan activó la ofensiva en la frontera y Trump una guerra comercial. La deblace diplomática impulsada por sus métodos de negociación provocó el viaje de emergencia a Ankara del vicepresidente, Mike Pence, y el secretario de Estado, Mike Pompeo.

Un “cese al fuego” supuestamente se logró el viernes. En realidad, una ventana de cinco días para permitir a los kurdos abandonar el norte de Siria, catalogada como “zona segura”.

El acuerdo fue rechazado por 129 republicanos, que se unieron a los demócratas en oposición. En los medios fue visto como el resultado de una política exterior sin conocimiento. Y en Turquía, como una pausa en sus operaciones.

En un par de movimientos, EU arrasó con sus aliados. Expuso a los kurdos; detonó una guerra comercial con un miembro de la OTAN y dejó sin palabras a los socios regionales.

¿Se trata de un triunfo de emoción sobre razón? A simple vista. Sin embargo, la premura con la que se inició una nueva guerra comercial apunta a que la retirada de la frontera fue una estrategia para torcer la mano invisible de Turquía y beneficiar a la economía de EU. ¿Cómo? A nivel público, justificando su salida con bandera blanca por no tratarse de su territorio, ni su guerra. A nivel privado, asumiendo el daño colateral contra el que luchó durante años.

Mientras “cumplía” el objetivo de apagar al Estado Islámico en Siria, EU se mantuvo hombro con hombro con los kurdos. De pronto, cuando el objetivo se volvió económico, frente a la posibilidad de amenazar a Turquía, le dio un motivo en bandeja de plata, pasando a los kurdos a último plano.

Erdogan ansiaba el momento en el que se despejara el paso en la frontera para tomar el territorio y olvidarse de los refugiados.

Para EU, nada mejor que un país que intenta acaparar territorio por la fuerza, para salir “al rescate”, si bien no de las víctimas, de su propia economía.

POR CAMILA GÓMEZ DÍAZ BARREIRO
@CAMILAGOMEZDB


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