No podría ser más desastrozo el balance de los primeros 45 días del gobierno de López Obrador. Comenzó con una funesta decisión que ha costado, ya, cientos de miles de millones de pesos, los cuales se tendrán que pagar con recursos públicos. Me refiero a la cancelación de las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), situado en Texcoco.
Aparte del costo económico, que seguirá creciendo como consecuencia del pago a los tenedores de bonos del NAIM, y de las correspondientes indemnizaciones a las empresas contratistas, se provoca un severo retraso en la industria aeronáutica nacional. La cancelación significa una catástrofe financiera, económica y social para el conjunto de nuestro país.
Pero López Obrador no paró aquí, pues ordenó la cancelación de la Reforma Educativa. Con ello, privilegia los intereses de los grupos mafiosos incrustados en el SNTE y la CNTE. Ya lo ha dicho sin rubor alguno, el propio secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán: “Elba Esther tiene todo el derecho de ser la dirigente del sindicato”. Encumbrada de nueva cuenta, tal y como sucedía algunos años atrás, Elba Esther decidirá sobre planes de estudio, plazas, ascensos, despidos, y lo más grave, sobre el destino del presupuesto destinado a la educación primaria y secundaria. Esta decisión de López Obrador es criminal, y atenta directamente en contra de los derechos superiores de las niñas y los niños de México.
Montado en su necedad, en su dañina obcecación, hace a un lado todas las críticas acerca del nombramiento de Paco Ignacio Taibo II como director del Fondo de Cultura Económica. Es grave de sí, que la editorial más importante de América Latina, sea conducida por un individuo que se distingue por su comportamiento soez, altanero, ofensivo, pero más grave aún, es resignarse a tener un presidente, que a pesar de sus altas responsabilidades para con la nación, seguirá siendo un personaje refractario a toda crítica y señalamiento. El rechazo de los intelectuales, académicos, escritores a Taibo, fue de proporciones mayores, y, sin embargo, eso no le importó al Presidente. Él se montó en su macho y Paco Ignacio es el director en funciones del FCE.
Esto que sucede con un organismo como el FCE es evidencia de que, aún sabiendo que sus decisiones son erróneas, y que causan daño a la gente, no las modificará en un ápice. El cree que la necedad es una virtud.
Las decisiones del Presidente con respecto del hurto de combustibles han sido una calamidad. Escasez, desabasto, pérdida de empleos, enormes costos económicos, daño a empresas, trabajadores, consumidores y para colmo, la pérdida de la vida de cerca de 100 personas en una población del estado de Hidalgo, y cuyos habitantes, algunos, hurtaban combustible.
Sea cual fuere la causa, el hecho es que las determinaciones del Ejecutivo federal provocan caos, daño, devastación.
El desastre político, administrativo y de gobernabilidad, acompaña los primeros 45 días del gobierno de AMLO.
Ex presidente nacional del PRD
@jesusortegam