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Los Rudos, los rudos, los rudos

OPINIÓN

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El temperamento es una pieza fundamental en las características de las personas, pero para quienes practican la lucha libre es determinante.   Quien aspira a ser un gladiador y conocer los secretos de la lucha libre se topa con todas sus debilidades y fortalezas. Desde el primer entrenamiento se mide la fuerza física pero también el carácter ya que a nadie le gusta quedarse al final de la fila y mucho menos ser señalado como el débil del grupo. Con este enfoque, los compañeros suelen ser de gran ayuda para reafirmar las aspiraciones personales, aunque en su momento no lo parezca.   Es aquí cuando emerge la más pura esencia de quien con fuerza y con honor decide vivir la lucha con pasión. Curiosamente también este proceso es clave para definir los estilos en caso de llegar a convertirse en luchador profesional. Esta etapa saca a flote el estilo que llevas desde el corazón. Ya que una llave o un castigo ejecutado con conocimiento de la técnica siempre será reconocido. Pero cuando es admirado es cuando quien lo hace lo hace desde su esencia técnica o ruda.   Es por ello que en la lucha libre se cuentan a grandes rudos, dentro de los que destaca sin lugar a dudas, trascendiendo en el tiempo El Cavernario Galindo. Para muchos es el prototipo de un verdadero rudo. Construido desde su esencia natural, sus gestos, movimientos y la manera en la que se apoderaba del monstruo de las mil cabezas es muestra de una trayectoria con objetivos definidos, pasión y autoconocimiento. ¡Arriba los rudos!   @buddytelevision