BEIJING. Invitado por el gobierno chino al seminario internacional "Reglas comerciales para oficiales de países en desarrollo", donde me sorprende la disertación del profesor Wang Lei, de la Universidad Normal de Beijing, sobre la gobernanza global, desde la perspectiva del gigante asiático.
Según Wang Lei, la gobernanza global es "la forma en que la comunidad internacional se organiza para atender los grades retos del mundo, tales como la paz y estabilidad internacional, las finanzas internacionales, el comercio internacional; el cambio climático, el movimiento de la población global (migración internacional), salud y epidemias globales y el desarrollo global, así como lucha contra la pobreza, entre otros".
Para él, la naturaleza de estos temas radica en la cooperación (negociación, reglas y regulaciones), temas orientados (transnacionalismo y globalismo) y los actores múltiples (estados nacionales, multinacionales, movimientos civiles y la gente). Todo esto, en un contexto globalizado e interdependiente, "sustentado bajo una organización internacional de tres fuentes de poder: G7, los BRICS y el G20", que definió como la plataforma para la gobernanza económica global.
En principio parece haber una contraposición con los principios e instituciones de la arquitectura económica y financiera de la posguerra (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, GATT, hoy Organización Mundial del Comercio). Wang Lei puntualizó que "China desde hace 10 años ha cambiado su narrativa; pasamos de una visión idealista a una realista, bueno, neorrealista del mundo; sin embargo, seguimos creyendo en la gobernanza global a través de esquemas de cooperación sur-sur". Pero ¿cómo explicar esto si estás dos teorías se contraponen?
Estamos frente a una concepción y práctica de la gobernanza global híbrida: desde un enfoque teórico, las prácticas y la concepción china se llevan a cabo a través de un enfoque neorrealista, mediante estructuras de poder que no cuentan con un alto grado o nivel de institucionalización y que, por lo tanto, conllevan hacia un enfoque negativo de la cooperación, en el que esperan obtener ganancias relativas, es decir, en el corto plazo. Por el otro lado, la visión china de la gobernanza global a través de la cooperación, para atender los retos o problemáticas mundiales, contempla per sé una visión neoliberal, y tiene como objetivo principal la búsqueda del desarrollo o un mayor bienestar.
Lo anterior tiene implicaciones importantes para el sistema internacional, por la organización del sistema y la distribución del poder desde el enfoque chino. Según esa perspectiva, la gobernanza global se puede entender como híbrida, donde se mezclan, de acuerdo con sus prácticas y ganancias esperadas, dinámicas de cooperación a través de estructuras de poder, que con el tiempo se irán institucionalizando e impactando en el sistema internacional. Bueno de Mesquita lo esquematizó claramente, al señalar que para los neorrealistas el sistema internacional es anárquico y no jerárquico, mientras para los neoliberales la distribución del poder se basa en la existencia de hegemonías regionales y no en un desbalance o balance de poder.
En la práctica el pragmatismo chino, reflejado en su política económica y comercial es neoliberal o mercantilista según sea necesario. Asimismo, apuestan al multilateralismo con insumos propios, como los instrumentos financieros de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) como el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) o la llamada Nueva Ruta de la Seda que pretende dotar de recursos económicos e infraestructura terrestre y marítima a países de Asia y Europa Central. Es el nuevo orden internacional en el que China pretende continuar como hegemónico en el continente asiático.
A través de sus capacidades, China se adapta a una transición de poder global donde las reglas del juego y los intereses de los principales actores han cambiado. Para eso pavimenta el camino con la propuesta de un nuevo orden donde insertarán instituciones a la nueva arquitectura internacional, y abogarán por un mundo desde su perspectiva, que debemos conocer si se piensa en ese país como una opción para la anhelada diversificación comercial de México. Aquí la importancia de conocer la naturaleza pragmática de China, que va más allá de los libros y de interpretaciones idealistas.
*Analista internacionalista
ADOLFOLABORDE71@GMAIL.COM