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A cuidar el césped

OPINIÓN

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Se echan las campanas al vuelo en México con motivo de una de esas situaciones que tanto nos enorgullecen, sin importar las consecuencias o los motivos que han llevado a tan celebrado momento: México será el primer país en ser sede de tres Copas del Mundo. En este caso, en el papel es cierto, aunque en la práctica la situación tal vez difiera de la ilusión.
Sí, el Estadio Azteca pasará a la historia como el inmueble que haya atestiguado tres partidos inaugurales de Copa del Mundo. Sí, para la Selección Mexicana será seguramente una buena oportunidad en su búsqueda por llegar a instancias más importantes de un Mundial, y sí, es políticamente un impulso muy importante para Concacaf y un logro de los directivos, entre ellos Decio de María.
No obstante, hay  algunos bemoles que es imposible dejar de lado en nuestra pretensión de que todo es maravilloso.
Aseguraba en entrevista Enrique Bonilla que el capital vendrá de la iniciativa privada y que no se destinarán recursos del erario público para las inversiones necesarias para el gran evento organizado en conjunto con Estados Unidos y Canadá.
En medio del clima político que se vive en México, seguramente significa éste un mensaje tranquilizador que pasa bajo las olas, cuyas aguas tocan otras áreas de mayor premura.
Sin embargo, queda la duda: ¿cómo se mejorarán los accesos al Estadio Azteca? Las inversiones en materia de transporte, espacios públicos y demás aspectos que deben ser tomados en cuenta para albergar una justa de esta naturaleza. ¿Esa inversión también será privada?
Si bien esto significa un posicionamiento geopolítico importante para México, considero que, junto con Canadá, será el país que cante los coros mientras Estados Unidos sea el protagonista. Esto no es necesariamente algo malo para nuestro país, ya que figurará en lo importante —el posicionamiento— sin tener que invertir demasiado.
No obstante, dadas las circunstancias de poca transparencia en la política nacional y la política futbolística, además de una desconfianza imperante en instituciones de ambos ramos, me preocupa profundamente el entusiasmo con el que se celebra este acontecimiento.
Estos eventos están hechos para la televisión, y es la FIFA la que se lleva el circo una vez que pisoteó todo el jardín. Con todo lo que nos gusta el futbol, debemos cuidar un poco más de nuestro césped si todavía queremos seguir disfrutando de él.