Alejandro Pérez Corzo: Le han preguntado a los equivocados

Desde la caída del muro de Berlín, una buena cantidad de países transitó a la democracia, formando lo que Hungtinton llamó la tercera ola democratizadora. Ese nuevo estadio político ha evidenciado lo mejor y lo peor de cada país, y México no es excepción. La cotidiana competencia electoral ha orillado a los políticos a mentir descaradamente en busca del voto, y a los actores relacionados con el diseño y la implementación de políticas públicas a guardar silencio en aras de un falso pudor o sometidos por una legislación que restringe la libre expresión. En el actual proceso electoral, algunos candidatos han recurrido a un kit de mentiras que son especialmente perniciosas para los más altos fines de los mexicanos, ya que buscan impactar en la línea de flotación de dos valores que se antojan intocables: el futuro de los niños y la dignidad de los maestros. El paquete de mentiras en torno a la Reforma Educativa es cada vez, por rentable, más amplio. Pero hay una en particular que quienes tenemos una responsabilidad moral derivada de nuestras funciones, no hemos rebatido ni suficiente ni eficientemente, y es la afirmación de que la Reforma no tomó en cuenta a los maestros. En el siglo XX, el Estado mexicano conquistó la meta de volver la educación básica prácticamente universal. La cobertura en el resto de los niveles creció también de manera exponencial en las últimas décadas. Esa generación le cumplió a la patria. El reto de la nuestra es convertir ese éxito de cobertura en un triunfo también de calidad, para hacer de la educación un verdadero factor de cambio personal y una palanca de esarrollo colectivo. En esa lógica, los mexicanos nos dimos a través del constituyente permanente –que la aprobó de manera abrumadoramente mayoritaria– una reforma al artículo 3º constitucional, cuyo contenido literal por sí mismo desarma otras mentiras en el kit, como su enfoque estrictamente laboral. Las políticas públicas que la materializan son elocuentes. En los últimos cinco años, se hizo la mayor inversión en infraestructura educativa de la historia reciente: 300% más que en los 12 años previos. Se generaron nuevos planes y programas, tomando en cuenta la opinión de más de 300 mil personas de todos los sectores; se elaboraron materiales en congruencia con esos planes, y se puso a la escuela al centro del nuevo modelo educativo. En lo que respecta a la idoneidad de los docentes, han sido ellos mismos quienes con enorme vocación y dignidad se han volcado a capacitarse (897 mil 315 maestros desde 2014) y evaluarse (1 millón 138 mil 582 maestros en el mismo periodo) para conseguir una plaza o un ascenso por mérito y no por dinero o movilizaciones. Desde la entrada en vigor de la reforma se han asignado más de 61 mil plazas de nuevo ingreso por concurso y los aumentos salariales como resultado de la evaluación de desempeño han beneficiado a más de 344 mil docentes. Cuando algunos, a la luz de sus intereses electorales, afirman que la reforma no tomó en cuenta a los maestros, insisto en que le están preguntando a los equivocados.   *Jefe de la oficina del Secretario de Educación Pública