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Mirar al futuro (III)

OPINIÓN

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México es el cuarto país en términos de biodiversidad en el mundo. Con 2% del territorio del planeta alberga 10% de las especies.  Esta abundancia nos obliga a encabezar la atención a fenómenos como el calentamiento global y el cambio climático, a generar estrategias que reviertan tendencias y a proteger el patrimonio natural del país. El turismo es un aliado que pocos ven. ¿Sabían que la industria turística ha sido identificada como la número uno en inducción hacia la sustentabilidad? (la segunda es la industria de la construcción). México desde 1992 es parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y en el mismo año participó en la conferencia “Cumbre de la Tierra”, la cual dio visibilidad a la protección ambiental dentro de las agendas del sector público, privado y social en el mundo. A partir de 2005 México cuenta con una Comisión Intersecretarial de Cambio Climático (CICC) que promueve la implantación de políticas públicas y estrategias nacionales en la materia. Como ejemplo poco conocido, la Secretaría de Turismo (SECTUR) ha generado en esta administración diagnósticos de vulnerabilidad en veinte destinos turísticos y están en proceso cinco más, acompañados de talleres y planes de adaptación en cada localidad. El Programa Sectorial de Turismo 2013-2018 fortaleció la incorporación de criterios de sustentabilidad que incluyeron planeación urbana, manejo de residuos y certificaciones ambientales. El potencial es aún mayor: el cambio del paradigma del desarrollo a través del turismo en las próximas décadas. En septiembre de 2015 México participó en la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) presentados por la Asamblea de las Naciones Unidas y en 2016 Cancún fue sede de la Conferencia de las Partes (COP-13) orientada a fortalecer la diversidad biológica, en donde los sectores agrícola, forestal, pesca y turismo fueron por primera vez parte del diálogo y de los compromisos. El arquetipo del turismo sustentable imprime una nueva visión y compromiso efectivo por parte de autoridades, sector privado y población para crear visión, rediseñar procesos, establecer reglas y parámetros de acción. En esta “era del antropoceno”, la industria turística es un facilitador efectivo del trabajo transversal y vertical de gobiernos, empresas y agentes sociales. Los factores clave son el territorio, el ecosistema y el motor económico del turismo, el fin es calidad de vida para los habitantes y los visitantes actuales y futuros, tanto humanos como de las diversas especies que habitamos el planeta. En estos tiempos de propuestas, hay que recordar que cualquier agenda futura para México, sin el turismo sustentable, está incompleta.