En víspera de la celebración del Día del Niño en México, vale la pena reflexionar acerca del bienestar infantil, un tema trascendental que engloba la recreación, educación, estimulación, nutrición, salud preventiva y fortalecimiento de los núcleos familiares como factores de calidad de vida de las niñas y los niños.
Los organismos internacionales vinculan el bienestar con riqueza material y posibilidades de sana alimentación, vivienda digna, acceso a servicios de salud y educación de calidad, sin embargo, hay una serie de elementos que como profesionales también debemos considerar: prácticas de disciplina infantil, funcionamiento y discapacidad, VIH, protección infantil, acceso a tecnologías de información y el bienestar subjetivo, tal como la felicidad y la satisfacción.
La medición del bienestar subjetivo de la niñez que UNICEF España comenzó a aplicar es importante en tanto que da voz al sector de la población que se estudia, no obstante, a mi juicio debe tener criterios flexibles con la premisa de la diferencia en cuanto al contexto y situación de cada persona. Lo que a un niño de ciudad le hace feliz, puede no satisfacer a otros en el campo o viceversa, porque depende también de las expectativas que cada persona tenga, en relación al núcleo al que pertenece.
En nuestro país fue aplicada por primera vez la “Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres” (ENIM) hace 3 años. Algunos resultados evidencian los avances con respecto a este sector de la población y otros manifiestan los retos. Digamos que por cada buena, hay una mala.
Entre los resultados del rubro referente a nutrición, la Encuesta encontró un dato alarmante: uno de cada ocho niños menores de cinco años presentó desnutrición crónica (12 por ciento). Otra revelación es que el 47 por ciento de los niños de entre seis y 23 meses de edad no recibió una dieta mínima aceptable y el 48 por ciento de los niños entre cero y 23 meses había consumido bebidas azucaradas.
En cuanto a salud reproductiva, la ENIM encontró que la maternidad temprana prevalece en zonas rurales, mientras que en las urbanas ha aumentado en los últimos 30 años. Aproximadamente la mitad de las mujeres con educación primaria habían tenido un bebé antes de cumplir 18 años.
Las conclusiones generales de la ENIM enfatizan en “inequidades regionales y contextuales importantes, entre niños, niñas y mujeres de distintos grupos de la población” y se observaron rezagos sistemáticos para las poblaciones con mayores desventajas socioeconómicas y para los hogares indígenas.
Una de las tareas pendientes para México es implementar políticas públicas orientadas a disminuir las disparidades para garantizar el cumplimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
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