Bulmaro Reyes Coria; Elí de Gortari: a 100 años de su nacimiento

 
 
Todavía recuerdo el entusiasmo  en sus explicaciones: el suyo vendría a llenar un vacío, en ese género de estudios, en cualquier lugar del mundo
 
 
Reverendo desconocido osé presentarme yo mismo a él. Advierto que lo hice con la cortesía de que era capaz en los rápidos de mi incipiente academia. La verdad: 1987, piso 13 de la Torre II de Humanidades, lado oriente de Rectoría. Sin sol, sin aire corriente. Como sucursal de la crujía M de Lecumberri. Ahí “me hallé” un tesoro escondido en una lúgubre oficina de cuya puerta pendía grabado el binomio ELÍ DE GORTARI. Me fue irrenunciable la osadía.
"Sí. Yo soy", pero como si hubiera dicho "sí, yo existo", —sin atributos ni modos de ser, arguyendo acaso, como filósofo que era, el asombro de su mera existencia—. Nunca he dejado el trabajo. Ahora estoy ocupado en un diccionario de lógica. 
Todavía recuerdo el entusiasmo —hostil a un agobio no hecho explícito— en sus explicaciones: el suyo vendría a llenar un vacío, en ese género de estudios, en cualquier lugar del mundo, y “contiene” las locuciones referentes a la lógica desde la antigüedad hasta las fechas de aquel increíble encuentro. Lo cual no hace más que hablar bien de su altruismo, de su voluntad firme de seguir siendo útil a los jóvenes en plena formación.
Más tarde, efectivamente, encontré en la biblioteca aquel título anunciado: Diccionario de la lógica, acerca del cual su autor me había dicho cuánto le habría gustado la colaboración de un grupo de especialistas, pero que la brevedad de la vida lo obligaba a trabajar solo, incluso en las condiciones desventajosas en que lo hacía. De sus virtudes y peros ya habrán dado razón los especialistas en la materia.
Yo quiero compartir con los lectores el contenido de la sorprendente dedicatoria del libro a sus padres. Ella había muerto hacía 42 años; él, hacía 65, cuando Elí era niño de apenas cuatro años. Y aun así deja por escrito: "A mis padres […] de quienes recibí con amor hermoso las raíces del ser, los rasgos del carácter y la firmeza del quehacer". Estas palabras habrían sido suficientes para introducir el Diccionario, pues el respeto, el amor y la gratitud a los padres son el mejor testimonio de la grandeza humana, y prueban la autoridad moral del autor, quien, además, sabemos, había colaborado activamente en favor de los jóvenes de su época violenta.

  

Bulmaro Reyes Coria
Es profesor de latín en la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM), investigador de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la misma universidad y director de la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana. Fue director de Noua Tellus, el anuario del Centro de Estudios Clásicos. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI).