Cuando era niña me imaginaba que crecer era como convertirse en un superhéroe, me llenaría de responsabilidades a la par de súper poderes para enfrentarlos, de calidad moral y madurez.
Recuerdo ver en alguna ocasión un noticiero y pensar que se necesitaba valor para llenar aquellos trajes y colgarse la corbata de responsabilidad. Me paraba derechita frente a la televisión y veía a aquellos adultos: el titular del programa, los reporteros y los imponentes seres de los que se trataban las noticias; políticos, policías... el presidente. Auténticos superhéroes.
Creo que todo venía de la idea de que estos superhéroes de la madurez necesitaban líderes impecables que los representara y dialogara por ellos.
Mientras fui creciendo y a la medida en que yo me convertí también en un adulto me di cuenta de que tristemente distamos muchísimo de ser esas personas en las que nos queríamos convertir y también tomando responsabilidad de esto entiendo que esas personas ocupando cargos públicos tristemente si nos representan.
Muchísimo nos quejamos y con razón de sentir que no existen candidatos que pudieran ser la opción de un cambio, es evidente la rapiña y forma en que se externa que el poder en si mismo y sin un fin social es su propio móvil. Nos volcamos en memes y sátira de la situación porque sabemos que el cinismo es el lenguaje del que sabe y no quiere que duela.
Más allá de estos 5 adultos que se disputan el liderazgo de nuestro país me aterroriza darme cuenta de que en mucho no somos esos adultos que podrían guiar decisiones en pro de un bien común, de diálogo lo hemos olvidado todo y solo bajo el humor negro somos capaces de reconocernos en esa frustración de sabernos intolerantes.
No se trata en mi opinión de partidos o apellidos, se trata de una comunidad que de “común” no tiene nada, nos intoleramos y violentamos a la primera en cuestión de diferencias de opinión.
Lo que me asusta no son ellos, somos nosotros a los que parecen representarnos muy bien personajes incapaces de comunicarse y proponer.
Soy ese adulto alejado de mi ideal de como ser, me paro muy derechita a escuchar las noticias, veo el debate y todo parece mucho mas infantil de lo que debiera...en el mal sentido de la palabra.
La banda presidencial es una insignia que lo dice todo, pero la manera en la que nosotros como comunidad seamos capaces de reconocernos y escucharnos hará que seamos ese cambio que es lo único en lo que estamos todos de acuerdo.