Fueron semanas de tensión interna en el Gobierno de la Ciudad de México, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, así como los grupos de poder dentro del perredismo en la capital, después de que Miguel Ángel Mancera dejara el cargo como jefe de gobierno y el respaldo para el sustituto José Ramón Amieva.
En la Asamblea dejaban correr el tiempo, era claro que el nombramiento tendría un costo, el dictamen estaba en suspenso hasta que los factores de poder obtuviera su objetivo.
Por la tarde del viernes 13 de abril volvió a aparecer el personal que se llevaría las cosas que aún quedaban de José Ramón Amieva en la Secretaría de Desarrollo Social, concluir la mudanza y ver la cara de tranquilidad del funcionario por el viejo edificio del Ayuntamiento era la señal que muchos esperaban, por fin lo nombrarían jefe de gobierno sustituto.
En esos días se abrieron varios frentes, quizá el principal fue la batalla por el manejo de los recursos del gobierno a través de la Secretaría de Finanzas, que aún encabeza Édgar Amador, así le daban sabor a la confrontación interna.
Édgar Amador Zamora se convirtió en un objetivo del perredismo capitalino, desde la integración del presupuesto 2018 y la forma en que se destinarían los recursos para la reconstrucción. Sumó como su aliado natural al ex comisionado de reconstrucción, Ricardo Becerra y puso contra las cuerdas a los diputados Leonel Luna, Mauricio Toledo y Jorge Romero, frente a la opinión pública; además sus argumentos fueron dulces para la boca de los legisladores de Morena y su candidata a la jefatura de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
Solo con la fuerza que le da el control del gasto en la ciudad, Edgar Amador libró una batalla contra una expresión del perredismo Vanguardia Progresista; era lógico que el cobro de facturas quedara pendiente. Poco a poco se ha desmantelado el equipo del secretario.
José Ramón Amieva directamente le pidió a Edgar Amador permanecer en el cargo, en espera de la ratificación de la Asamblea, su salida en ese momento era un golpe directo al sucesor. En la sesión del martes en la ALDF fue muy significativo que el titular de Finanzas se esperó hasta el final para felicitar a su amigo, que por fin tomó protesta como jefe de gobierno sustituto.
Corrían las apuestas políticas de que el primer nombramiento que haría Amieva tendría que ver con Finanzas, pero no fue así y fue una buena jugada. Designó a Guillermo Orozco como secretario de Gobierno, uno de los cuadros políticos más experimentados que había en torno a Mancera, quizá por su pasado priista, dio el brinco con suavidad a Movimiento Ciudadano y tejió una cercanía como diputado local con Alejandra Barrales.
El arribo de Amieva no fue gratism es resultado de la negociación interna, pero en la medida que tome las decisiones en puestos clave demostrará qué tanta libertad de decisión tiene o termina siendo el brazo únicamente el operador de alguien más. El tema no es menor, esta es la capital del país.