Acabar con la corrupción, trabajo para todos, programas asistencialistas, inversiones, libertades, enterrar al antiguo régimen, someter su mandato a consulta cada dos años, convertir al Poder Judicial en “independiente de toda mafia y cúpula que manipule a los jueces”, no privatizar empresas ni medios de comunicación, respetar la libertad de expresión, y generar riqueza y prosperidad fueron sus propuestas.
Con ellas ganó la simpatía de más del 56 por ciento de los electores y gobernó, no cinco, sino 14 años. Tiempo durante el cual cerraron 500 mil empresas y 700 fueron expropiadas, la producción de petróleo cayó de 3.5 millones de barriles diarios a 1.6 millones...
Es el saldo de casi 20 años de chavismo en Venezuela, desde que aquel 6 de diciembre de 1998, Hugo Chávez, arrasó en la elección presidencial con 56.20 por ciento de los votos, con más de 16 puntos de ventaja sobre su más cercano competidor.
Ahora 7.6 millones de los 8.5 millones de venezolanos que hay en el sector formal de ese país ganan el salario mínimo, que es de seis dólares al mes.
De acuerdo con Ricardo Hausmann, economista venezolano, catedrático de Harvard y director del Centro de Desarrollo Internacional, radicado en Estados Unidos, esto alcanza apenas para dos huevos al día o 60 gramos de carne.
Ese salario mensual alcanza para dos kilos de carne al mes o 30 tazas de café o 30 arepas, una playera de Bershka. Para nada más, pues la inflación en los últimos 12 meses se disparó a cuatro mil por ciento.
Y ahora, su heredero Nicolás Mauduro, pretende consumar un nuevo golpe a la democracia de la región, con unas elecciones, el próximo 20 de mayo, para reelegirse. Para ello, el mandatario que habla con el finado Chávez a través de un pajarito, excluyó a la oposición, al negarle la posibilidad de participar.
Elecciones ilegítimas, a las que, desde ya, condenaron las naciones democráticas de América que asistieron a la Cumbre de Lima, Perú, el fin de semana pasado.
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