Llevamos 17 días de las campañas rumbo a la Presidencia y en algunos sectores creen que la verdadera campaña arrancará en una semana, un día después del primer debate entre los candidatos.
Desde hace unos días, los cuartos de guerra de Andrés Manuel, José Antonio, Ricardo, Margarita y Jaime se abastecen de “recursos” retóricos, propuestas y hasta de información negativa de sus rivales para el primer encuentro cara a cara.
En algunos casos, como el de Anaya, su equipo de campaña le apuesta a ese evento porque no han logrado los resultados que esperaban en la primera fase del periodo de proselitismo.
De acuerdo con gente involucrada en la campaña del PAN, la del próximo 22 de abril será una de las primeras oportunidades que tendrá Anaya para sacudirse la mala imagen que le dejaron las acusaciones en su contra, por presunto lavado de dinero.
Tendrá el espacio ideal para defenderse con argumentos. Se llena de gloria o termina de hundirse, porque hasta el momento no ha logrado convencer en su deslinde.
La prueba son las encuestas que muestran a un Ricardo estancado –en el mejor de los casos- y, en otros, perdiendo puntos, disputando codo a codo el segundo lugar con Meade.
Del resultado que obtenga en el debate, me comenta otro panista, dependerá la estrategia que seguirá el abanderado de Por México al Frente. Son altas expectativas y desde ya trabaja para reforzar algunas áreas estratégicas como recientemente lo hizo en la comunicación y su relación con los medios.
En contraste, en el cuarto de guerra de José Antonio Meade, ven el primer debate como un evento importante, pero no determinante para el futuro de la campaña. Creen que las encuestas se moverán poco después del domingo por la noche. A pesar de eso, se preparan para responder a los ataques, presentar propuestas y, eventualmente, soltar uno que otro buscapiés en contra de “ya sabes quién” y el propio Anaya. Ésos son los blancos del candidato de la coalición Todos por México. Margarita y El Bronco no les preocupa, pero Meade irá preparado por si se ofrece. En donde de plano ya dan por hecho que Andrés Manuel tiene ganado el debate por anticipado, es en Morena. Entonces, es previsible que AMLO mantenga una actitud moderada y más bien se dedique a medio sortear los ataques. Dentro y fuera de su equipo de campaña saben que el tabasqueño es de mecha corta, por lo que la recomendación que ya le tatuaron en la frente sus asesores es que no se enganche con ningún pleito.
Puro amor y paz, porque si pierde los estribos, corre el riesgo de perder la holgada ventaja que le da la mayoría de las encuestas. En pocas palabras: el mayor peligro para Andrés Manuel se llama Andrés Manuel.
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