Los problemas que el presidente Donald Trump se creó a lo largo de su campaña electoral y luego en sus primeros 15 meses en la Casa Blanca comienzan a confluir y aunque probablemente sean insuficientes para causar su impugnación, obligarlo a renunciar o algo así, le crean ya problemas legales, políticos y de imagen.
Una consecuencia primaria es su decisión de cancelar el viaje a la VIII Cumbre de las Américas en Lima (Perú). El pretexto es la situación en Siria, pero su avión tiene recursos de comunicación de sobra para lo que necesite. Las especulaciones giran más en torno a los múltiples frentes abiertos en una larga sucesión de revelaciones escandalosas y conductas por lo menos cuestionables. Podría hablarse de la investigación que hacen el FBI sobre una probable intervención rusa en las elecciones de 2016 y una posible vinculación con funcionarios de la campaña Trump. Esto llevó ya a acusaciones o indagaciones contra los ahora ex colaboradores de Trump, incluso su ex jefe de campaña, Paul Manafort y su primer consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn.
Paralelamente, sus problemas de faldas, representados específicamente por la actriz porno Stormy Daniels (Stephanie Clifford), que alega haber tenido una relación en 2006 con el entonces empresario y haber recibido un pago de 130 mil dólares del abogado Michael Cohen, cercano a Trump, para no discutirla. La relación como tal fue mencionada por un diario estadounidense un mes antes de la elección. Cohen negó primero haber hecho el pago, luego lo reconoció y el propio Trump ha negado tanto la relación, presuntamente cuatro meses después del nacimiento de su quinto hijo, Barron, como haber sabido del arreglo económico.
El tema puso a Cohen bajo la mira del FBI por posibles fraude bancario y violaciones a las leyes electorales estadounidenses, en lo que fue descrito como una bomba en el pórtico de Trump. Peor aún, Cohen según The Washington Post, “es la caja fuerte virtual de Trump, el guardián de sus secretos, de sus negocios a sus asuntos personales, y el ejecutor de sus deseos”. Pero esto se combina también con los crecientes inconvenientes de que Trump no haya establecido una clara línea respecto a sus intereses del empresario Trump. Por un lado, el estado de Maryland y el Distrito de Columbia presentaron una demanda por la que consideran como competencia desleal del hotel Trump de Washington DC: después de todo, tanto gobiernos extranjeros como grupos de interés que desean cortejar al gobierno estadounidense realizan ahí ahora sus funciones y fiestas en vez de considerar otras alternativas.
Y para remate, abogados en Panamá de la empresa hotelera Trump advirtieron de repercusiones al pedir la intervención del presidente Juan Carlos Varela, en su lucha con el dueño del hotel que administraban en ese país.
América Latina puede no ser tan importante para Trump, pero lo es cada vez más para Estados Unidos.
Jueves 16 de Enero de 2025