Lo dije hace un par de años cuando vi por primera vez The Witch y ahora, gracias a Un lugar de silencio, lo rectifico: estamos viviendo en una nueva época de oro del cine de terror (que estarían junto al podio del Expresionismo Alemán y las slasher film de finales de los 70).
Más que ningún otro género, el terror es aquel que mejor ejemplifica el tiempo y espacio de una cultura: hace cerca de un siglo, la obras de FW Murnau, Robert Wiene o Fritz Lang proyectaban en sus Nosferatus y Golems los reveses de una generación alemana condenada a vivir la humillación de una guerra perdida y su necesidad de encontrar una identidad.
Esta frustración - la tesis general del Gabinete del Dr. Caligari- dio pie al Nazismo. Por su parte, la Guerra Fría también fue partícipe de dos parteaguas fílmicos: el sci-fi paranoico de los años 50 y la inminente lucha espacial, así como el nacimiento de iconos como Michael Myers, Jason Voorhees o Freddy Krueger, monstruos –eminentemente rusos- que atacaban el american way of life: los suburbios y la familia idílica.
Lunes 20 de Enero de 2025