En la mira: la SEMAR en Tamaulipas

  El gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, heredó un narco-estado en disputa por intereses políticos y económicos. Este no es un estado infiltrado por la delincuencia organizada, por el contrario es un territorio en donde los gobiernos locales mantienen un pacto de impunidad de mutuo beneficio.   Tamaulipas debería ser visto como un estado estratégico para México y Estados Unidos porque ha sido presa de los errores de las políticas de seguridad de las últimas cuatros administraciones federales en Washington y la Ciudad de México.   Con William Clinton se reforzó las medidas de seguridad de la frontera con California, trasladando el tráfico ilegal de drogas, personas y bienes a la frontera tamaulipeca. Y durante la presidencia de Ernesto Zedillo se fortaleció el Cártel del Golfo, entre otras cosas, con la fatal cooptación del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) del Ejército mexicano que se convirtió en una organización criminal nacional denominada los “Zetas”.   En Tamaulipas se tiene un estado colapsado en términos de seguridad y justicia (ver IGI 2018), y una de las píldoras para mantener la estabilidad es la presencia de la Marina en ciudades, puertos y zonas estratégicas de esa entidad.   El gobierno de García Cabeza de Vaca y la SEMAR han firmado un pacto político -no escrito- para mantener la necesaria estabilidad del estado. Este acuerdo está garantizado con la entrega de terrenos y construcción de instalaciones permanentes de la Marina en Matamoros, Padilla y Camargo así como el control del puerto de Tampico. Estas acciones claramente afectan los intereses de los grupos delictivos que se han beneficiado por décadas del pacto de impunidad en Tamaulipas. Por lo anterior, y en el marco del incremento de la presencia de la Marina en la entidad es que esta Secretaría recibirá embates políticos y mediáticos propios de su presencia en este territorio.   Actualmente se busca responsabilizar a la Armada de la muerte de la familia que resultó abatida en el “fuego cruzado” el pasado domingo. Los abogados de la Marina tendrán que comprobar que sus elementos no son responsables de esta acción y que las armas utilizadas por sus efectivos no corresponden al calibre del armamento que mató a los civiles –mujeres y niños- en este terrible acontecimiento, aunque sabemos que los grupos criminales tienen una capacidad de fuego superior a las de las fuerzas del orden.   Tamaulipas necesitará varios años por venir la presencia de la federación para contener los niveles de violencia por ser prácticamente un estado fallido. Si la Marina apoya este esfuerzo titánico estará en la mira de las estrategias de contra-propaganda de la delincuencia organizada y de los adversarios políticos del actual gobernador.   Agenda estratégica. Para estos días de guardar sugiero leer el último libro de Jorge Volpi “Una novela criminal” el cual fue premio Alfaguara de novela 2018   Gerardo Rodríguez