Performance

Estimado fan, no es ningún secreto que el arrastre de audiencia y seguidores en las selecciones de futbol, dentro del firmamento mundial, sea siempre encabezado por equipos según su historia deportiva y registro genético: Brasil, Alemania, Argentina, Italia, Uruguay, Francia, y en épocas más recientes España. Pero cada representativo nacional que acude a una Copa del Mundo es una marca expuesta cada cuatro años en el máximo escaparate de este deporte. Y como verdaderas marcas, están constituidas por otros ingredientes que provocan percepciones y generan adeptos. En el renglón de lo tangible está su actualidad competitiva y el palmarés o suma de logros en una trayectoria que hace a estos equipos ocupar un peldaño en la escala de los favoritos, algo que resulta muy valorado por las casas de apuestas, que desde ahora tienen abiertos sus ventanales para mover el negocio del futbol desde el apartado del ambush marketing, donde las marcas no oficiales trabajan para buscar su tajada en el magno evento. Pero en el rubro de lo intangible, la marca se mueve por factores sustanciales que la hacen atractiva: La composición del plantel —si incluye o no a los jugadores más populares—, lo fashion o clásico del uniforme, el poder mediático de las figuras—y esto incluye al cuerpo técnico—, y en lo estrictamente futbolístico el performance o estilo de juego. Las marcas deportivas aliadas, entre ellas las de los patrocinadores, apuestan por subirse a un vehículo de marca importante. La nota aledaña de Alexis Hernández, en la sección de Meta de El Heraldo de México, habla del vertiginoso crecimiento de la selección islandesa, que en lo que va de la década subió 94 escalones en la clasificación de la FIFA, hasta llegar al número 18, es decir, sólo uno abajo del Tri, aquejado por un declive de resultados desde el 0-7 que le infringió Chile, en la Copa América Centenario. Pero hay algo más que explica el incremento en el valor de marca de Islandia, y es su estilo fuera de la cancha: El solidario grito de paz, más que de guerra, que involucra por igual a fans y jugadores, que tras aplaudir sobre sus cabezas rematan con su desgañitado como estruendoso "¡Uh!". Se trata del primer conjuro colectivo entre la fanaticada con sus héroes deportivos, un asunto ideal difícil de lograr. Habrá que esperar una parafernalia abundante en torno a este prodigio compartido entre protagonistas y público durante el Mundial 2018. Este columnista esperaría con ansia camisetas vikingas alusivas. Estos valores venden. Islandia fue elegido como rival preparatorio por su similitud con Suecia, enemigo tricolor en Rusia 2018. Y sí, es un estilo dinámico, vertical, con bombarderos aéreos. Y es donde se antoja preguntar: ¿Qué estilo tiene México? Y fuera del terreno de juego, ¿cuál grito de guerra caracteriza a los mexicanos? Apreciado fan, ¡ojalá no respondas algo terrible! #Uh!