Ayer apenas, durante la marcha de unos quinientos damnificados tras el terremoto del año pasado, hacia el Ángel de la Independencia, muchos recordaron lo que parecía haberse olvidado. Como si los edificios vallados, como si las calles cerradas y las personas que todavía viven en tiendas de campaña en los terrenos en los que antes del terremoto del 19 de septiembre se levantaban sus viviendas, no fueran suficientes recordatorias de una herida que continúa abierta.
Gabriel Macías, uno de los damnificados del Multifamiliar Tlalpan, reclamó a nombre de las personas que lo perdieron todo –que son miles–, que si los gobiernos han rescatado a bancos y carreteras, ahora también salven a damnificados. No hay mucho más qué agregar al respecto.
El sábado 17, dos días antes de que se cumplieran seis meses del terremoto, Azteca Documentales puso al aire, por Azteca Uno, un trabajo que arroja datos para tener en cuenta y jamás olvidar. En 19S La Tierra Grita vimos, por ejemplo, que el sistema de alertamiento sísmico está incompleto. Juan Manuel Espinosa, director Centro de Instrumentación y Registro Sísmico, dice que 60 más deben ser colocados. O que cada uno de esos 60 podrían costar alrededor de 1 millón y medio de pesos, como aseguró Carlos Valdés, Director del Centro Nacional de Prevención de Desastres. O sea, 90 millones de pesos que son casi nada en el presupuesto federal. ¿Por qué no habían sido colocados antes?, pregunta el trabajo del equipo dirigido por Adriana Delgado.
Pero eso no es todo, también muestra los agujeros de corrupción que se traducen en muerte. “En términos corrupción, efectivamente, tienes razón, hay una capacidad de los desarrolladores y de algunos intereses distintos de empujar y de lograr que no se cumpla con este tipo de regulaciones”, reconoce el especialista y codirector de la constructora Gensler en México. Algo nuevo se asoma en las pantallas de la TV Azteca dirigida por Benjamín Salinas Sada y es cada vez más evidente.
El documental muestra también un lado poco difundido de Miguel Ángel Mancera , Jefe de gobierno de la CDMX. No sólo el funcionario de estado que operaba una crisis donde, claramente, reinaba la desesperación, en la décima ciudad más poblada del mundo. También al hombre que se veía afectado por las historias de dolor que le llegaban. En la Ciudad de México, había unos 17 millones de personas al momento del movimiento telúrico del 19-S, ha informado Mancera. ¿Todos lo vivieron por igual? Claramente, no.
El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) informó que “la experiencia que dejó el pasado sismo se evidenció que hay personas más propensas a ver afectada su integridad física y seguridad personal, como lo son las mujeres, niñas y niños, personas indígenas y personas con discapacidad”.
Ahí hay una tarea para la tan cuestionada Comisión de Reconstrucción. Así de urgente y así de sencillo.
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@gabrielbauducco