Puede estar frente al chico maravilla, el joven talentoso, el temible debatiente, el orador articulado que ha tenido el valor de enfrentar al PRI-gobierno, el que contra viento y marea se abrió paso, se adueñó del PAN y tuvo el talento de construirse un Frente para arropar su aspiración presidencial, el que no se amedrenta y es “espiado” por un gobierno enojado, videograbado por la PGR y víctima de “guerra sucia”. El mismo que abre la puerta a organizaciones de la sociedad civil para nutrir su propuesta, que ve en la pluralidad una virtud y escucha aún a quienes forman parte de otro partido con tal de “cambiar el régimen”. El que ofrece no concentrar el poder y gobernar con una coalición. El que saldrá fortalecido de los ataques y quedará en inmejorable posición para competir por la Presidencia.
Pero también se puede encontrar con el que batalla para explicar su patrimonio, el que debe esmerarse demasiado para despejar dudas sobre su honestidad, el que no deja de hablar sobre extraños movimientos financieros y dosifica información, lo mismo cuando se trata de su patrimonio que de sus viajes y el lugar de residencia de su familia. El autoritario que, si no gana a la buena, arrebata; que usa la democracia a conveniencia y el poder que tiene para avasallar a sus rivales dentro de su partido, y echar a quienes no se alinean. El que tiene demasiado cerca a políticos acusados de moches y atrapados en escándalos de dinero, solo porque le son incondicionales. El que no respeta la palabra y atropella al que se le pone enfrente. El que está enterrado por los señalamientos y no se levantará.
¿Usted ve al Anaya que tras cada ataque se fortalece y legitima su aspiración, u observa al que ha perdido demasiado tiempo, momentum e inercia de crecimiento, entre tanto escándalo?
¿Ve al que hizo lo que tenía que hacer para conseguir la candidatura y camina decidido a la Presidencia, o al que dejó tantos heridos en el camino que hoy que necesita aliados no puede contar más que con su burbuja?
Se puede observar a uno u otro, pero es innegable que el hombre del momento. Está en la conversación. Seguro no como quisiera, pero está. Todos hablan de él. AMLO sigue cómodo arriba, disfrutando el lodazal que vuela de un lado a otro, y José Antonio Meade… ¿dónde está Meade? No brilla porque la estrategia del PRI-gobierno de estar en la primera línea de ataque a Anaya, lo opaca.
Y sí, el candidato del PAN-PRD-MC luce contra las cuerdas, porque se encuentra en una posición en la que nunca había estado: a la defensiva, reaccionando y sin poder tomar la iniciativa, cierto. Pero también, sin proponérselo, es dueño de la conversación. ¿Le sumará o restará?
La moneda está en el aire. Si la PGR –que actúa con celeridad nunca vista- no amarra la acusación en su contra y Anaya sale bien librado, habrán construido un mártir que, fortalecido, tendría posibilidad real de triunfo el 1 de julio.
-Off the récord
Manuel Barreiro, a escena. Viene su aparición. Declarará ante PGR.