En la búsqueda por encontrar nuevas fórmulas para atraer público en estos tiempos difíciles para el toreo, la empresa de Zacatecas que manejan Manuel Sescosse y Juan Enríquez programaron recientemente un festejo con un rejoneador y un matador en la Monumental de cantera rosa. Pablo Hermoso de Mendoza y Joselito Adame hicieron el paseíllo el 18 de febrero, para lidiar toros de cuatro distintas ganaderías.
No fue un mano a mano, dado que un rejoneador y un matador no alternan, por tratarse de dos categorías diferentes. Un caballista y un matador no rivalizan en el ruedo, aunque en este caso en particular, lógicamente tanto Pablo como Joselito buscaban alzarse con el triunfo en aquella tarde zacatecana.
Hermoso no alternó con otro rejoneador ni Adame con otro matador de alternativa. Un caballista y un espada alternan, si acaso, porque turnan sus apariciones escalonadamente dentro de un festejo, pero no porque entren en competencia, como hacen los toreros de una misma categoría. Eran entonces dos encerronas, una de toreo a caballo y otra de toreo a pie, dos espectáculos diferentes por el mismo boleto. Nada mal.
Como la acepción de la palabra alternar que nos atañe es la de competir, está claro que. un rejoneador y un matador no alternan en los ruedos. Es por ello que un rejoneador, por muy importante que sea, no tiene nada que hacer en la ceremonia de confirmación de alternativa de un diestro, como tampoco tendría nada que hacer un matador en el ritual de alternativa o confirmación de un torero de a caballo.
Concediendo que Hermoso, por su indiscutible jerarquía, se ha convertido en recurrente “testigo de honor” de confirmaciones de matadores, en estricto sentido no tendría por qué aparecer como un cuarto personaje en dichos protocolos.
REMEMBRANZA
Helaba aquella mañana de principios de 1987 cuando Guillermo Ochoa me encargó entrevistar a Manolo Martínez en la ganadería tamaulipeca de Cuco Peña. El Mandón se preparaba para regresar a los ruedos, después de cinco años de ausencia.
Ahí estaba Cuco, excelente anfitrión, esperándonos con afabilidad. Manolo, camisa a rayas, chamarra Members Only color café claro, algo pasado de peso, disparó frases como ésta, con su proverbial laconismo: “Voy a estar muy bien... mejor que antes”.
El que tiene, retiene. A pesar de encontrarse retirado, Manolo toreó varias vacas por nota, sobrado de conocimiento, rezumando empaque y torería, siempre bien colocado y con el desahogo propio de los grandes.
Cuco, Pepe Chafik, Manolo, Javier Ábrego, varios de los que aparecen en la foto del recuerdo de aquella ocasión, ya fallecieron.
Vaya un recuerdo cariñoso al criador norteño, fallecido el pasado miércoles a los 79 años de edad. Por Heriberto Murrieta