Sobrevivir, el nombre del juego

La alianza del PRD con MC y el PAN se construyó con el único propósito de garantizar la sobrevivencia del sol azteca como partido político nacional, por encima incluso del futuro de tribus y personajes que son y fueron piezas clave en su crecimiento y desarrollo. Esa es la razón por la que en este momento es incierto el futuro político de Miguel Mancera. No se sabe aun cuándo dejará el gobierno de la CDMX y tampoco si podrá o no materializar su candidatura al Senado de la República. El partido que lo postuló a la Jefatura de Gobierno como candidato ciudadano cambió sus prioridades y apostó más por ganar posiciones y candidaturas para sus tribus -en la rebatinga durante la conformación de la coalición Por México al Frente- que por blindar a figuras emblemáticas. Los pocos que se quedaron en el PRD –después de que Andrés Manuel López Obrador hipnotizó con el canto de las sirenas a cientos de sus militantes y los llevó al regazo de Morena, como el flautista de Hamelín- tienen claro que primero es el partido y luego las “celebridades”. No escatimaron en sacrificar a quien fuera, me comentó el dirigente de una de sus corrientes. Y eso es lo que han hecho con personajes como Mancera, Miguel Barbosa y hasta líderes de otras tribus como René Bejarano y Dolores Padierna. Vieron venir el desmantelamiento del PRD y la única forma de garantizar su sobrevivencia era colgarse de una figura como Anaya, pero saben que a la postre tendrán que pagar un costo muy alto. También saben que pase lo que pase con la elección, gane o pierda Anaya, la relación con el PAN y MC cambiará a partir del 2 de julio próximo. Por ahora, una de las víctimas del pragmatismo perredista es Mancera, quien de estar hace unos meses a punto de convertirse en candidato presidencial, hoy no se sabe para dónde va, sobre todo porque su nominación al Senado es susceptible de ser impugnada, como lo hizo el panista Gustavo Madero. El debate radica en el tiempo de anticipación con el que debió separarse del cargo para ser postulado. Incluso, nos dicen que un grupo de abogados elabora la ruta jurídica para salvar este escollo y garantizar su nominación, pero mientras eso no ocurra no podrá moverse del gobierno central. Otra alternativa es que renuncie y se incorpore a la campaña de Anaya, algo a lo que no le ven mucha viabilidad en su equipo. En todo caso, lo verían ocupando algún cargo en el gabinete del próximo sexenio o como un candidato fuerte a la Fiscalía General de la Nación. Alternativas tiene, el punto es que “su partido” lo está dejando solo en aras de garantizar su sobrevivencia, gane o pierda Ricardo Anaya, porque esto tampoco es su máxima prioridad. Lo que quieren sus tribus es mantener el registro y ver cómo se las arreglan después de la elección. *** Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: Hay un sorprendente número de personas que están dispuestas a aceptar cualquier cosa con tal de sobrevivir”.