Literal usurpación en el Poder Judicial asestó en Oaxaca Raúl Bolaños Cacho Guzmán, quien estando jubilado se auto habilitó de nuevo como magistrado en funciones para poder ser electo, a través de una cuestionada votación, como presidente del Tribunal Superior de Justicia de la entidad.
Con este golpe, Bolaños, hombre muy cercano al ex gobernador José Murat (ocupó la presidencia del Tribunal durante su mandato), coloca al máximo tribunal del estado, en la ilegalidad y desnuda los enjuagues con el Palacio de Gobierno, donde despacha Alejandro Murat, de quien por cierto fue su hombre de confianza cuando fue titular del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores.
De hecho, el actual gobernador colocó Raúl Bolaños Cacho Cué, hijo del ex jubilado, como secretario de Desarrollo Social, cargo al que renunció hace 15 días para buscar ser candidato a senador por el PVEM, obviamente empujado por el mandatario.
La historia se remonta a marzo de 2017, cuando Alfredo Rodrigo Lagunas Rivera, debió pedir licencia a la Presidencia del tribunal, nos dicen, debido a presiones del gobierno local, que incluso lo habría amenazado con abrir procesos judiciales en su contra.
El 13 de marzo, un día después de la licencia a Lagunas, el jubilado Bolaños pidió al Tribunal su reincorporación como magistrado en activo, para ocupar como interino el lugar de Lagunas, cuyo cargo concluía formalmente hasta 2019. Luego el mismo se propuso para ocupar la presidencia y… ¡ningún magistrado alertó sobre la ilegalidad de esa acción!
En cambio, le concedieron el capricho, poniendo al Poder Judicial oaxaqueño como un caso único, para mal, en la historia del país.
Pero ahora, Lagunes reapareció y reclama le sea devuelto su lugar, toda vez que concluye la licencia que solicitó hace un año, y legalmente ni el pleno del Tribunal Superior de Justicia puede negarle ese derecho.
Encrucijada para el Tribunal, que deberá resolver el asunto en los próximos días y ponerse de lado de la legalidad o de las componendas con el gobierno en turno.
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EN EL VISOR: Puro pico de gallo el discurso de que la UNAM puede encargarse de los narcomenudistas sin la intervención de la policía en sus campus. Recordemos que hace un par de años, en febrero de 2016, el rector Graue prometió que a través del diálogo desalojarían a los que mantienen secuestrado desde hace 19 años el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras
A dos años de distancia, ese auditorio sigue en poder de personas ajenas a la Universidad y, lo sabe el rector, es el nido de la violencia que está carcomiendo su espíritu.
Y si en dos años no ha podido recuperar el Justo Sierra con “diálogo”, mucho menos podrá sacar la violencia del campus.