Es muy interesante lo que ha ocurrido con la carrera de Nicole Kidman en Hollywood y su caso es el de pocos en dicha industria, sobre todo del género femenino. Creo que el tipo de estrellas como Kidman, tienen sus años de mucho esplendor y de ahí pueden suceder dos cosas: que se pierdan en el universo estelar de Hollywood o que resurjan como el Ave Fénix.
En los 90, tiempo en el que Nicole Kidman estuvo casada con Tom Cruise, digamos que fue la época en la que esta actriz despuntó. De hecho es precisamente la cinta Días de Trueno de 1990, en donde conoce al que fuera su esposo durante una década y filme que la lanza al estrellato. Nueve años más tarde, Ojos bien cerrados, de Kubrick es el último proyecto que la australiana filmó con Cruise y en el que dicen, la relación entre la pareja dorada de Hollywood ya iba en picada. Esos años de incertidumbre personal para la actriz y en los que se estaba divorciando del actor, curiosamente fueron de los más importantes para Nicole, pues fue cuando estrenó Amor en Rojo (Moulin Rouge) y Las Horas, ambos filmes que le dieron nominación a los premios de la Academia (2002 y 2003), así como Los Otros y Regreso a Cold Mountain. Si bien a partir de ahí la ganadora del Oscar dio actuaciones interesantes como en Birth y Al Otro lado del Corazón (Rabbit Hole) por la que también estuvo nominada, la realidad es que Kidman tuvo un periodo de estancamiento en el que no solo pasó desapercibida, sino que además fue criticada por las malas decisiones actorales que estaba tomando, hasta que llegaron a su vida tres proyectos que no solo la rescataron de esa debacle que estaba teniendo, sino que además le regresaron su poderío en Hollywood para demostrar que no sólo podía seguir teniendo papeles interesantes a pesar de su edad, sino que además tenía el poder para producir sus propios proyectos y darle oportunidad a las que como ella, estaban buscando un camino en ese mundo tan sexista y cruel cuando de canas se trata.
Esos proyectos de los que les hablo son Un Camino a Casa (Lion), que le dio a Kidman su cuarta nominación al Oscar, Big Little Lies, la mini serie de HBO que además produjo y le trajo reconocimiento mundial y El Sacrificio del Cuervo Sagrado. Esta última estrena este fin de semana y para mi es una de las grandes ignoradas en toda la temporada de premios. Es una película inquietante que merecía reconocimiento en actuaciones para Nicole Kidman, Colin Farrell y el joven Barry Keoghan, así como para su director, guionista y productor Yorgos Lanthimos, y la propia cinta que les advierto, no es apta para cardiacos.