En pleno aniversario (el 101) de la promulgación de la Constitución Mexicana, el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar, manifestó su preocupación por dos cositas: Que las autoridades no hagan cumplir la ley, y que los ciudadanos tampoco estén dispuestos a acatarla.
Calificó de alarmante el resultado arrojado por la Tercera Encuesta Nacional de Cultura Constitucional, el cual señala que el 84% de las personas encuestadas considera que la Constitución se acata “poco” o “nada”, por lo que hizo un llamado a cumplir con la Carta Magna para tutelar los derechos humanos y consolidar la democracia, entendida también como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo; para vivir en paz, combatir la corrupción, erradicar la violencia en contra de la mujer; erradicar la pobreza, proteger al inocente y que el culpable no quede impune… “Exijamos, sí, a la autoridad, el cumplimiento de la ley, pero también seamos nosotros, como ciudadanos, conscientes de cumplir con nuestras obligaciones. Sin seguridad jurídica, sin la actuación de todos dentro del marco de la ley no puede haber valores básicos que respetar, no sería posible que la justicia exista si no hay seguridad jurídica que la proteja”, dijo el susodicho.
¡Párele, párele ministro presidente porque nos va a hacer recordar las humillaciones de las que hemos sido objeto por parte de los juzgadores! Exclamaron las víctimas de algún delito que han visto cómo las autoridades encargadas de la impartición de justicia hacen de la ley un cucurucho, y también los pobres, los que no pueden vivir en paz por causa de la violencia; los que observan cómo se solapa y se protege a los corruptos, y la sociedad entera podría reclamarle a él y a los impartidores de justicia, mejor dicho, de injusticia.
Con el debido respeto, señor Luis María, cómo quiere que la población respete la Ley cuando la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación que usted dirige y algunos de sus ministros se comportan como empleados del Ejecutivo y parecen prestarse para torcer los principios fundamentales de la Constitución, a los que usted alude, le recuerdan los observadores políticos objetivos e imparciales, mismos que documentan el penoso asunto (ocurrido en noviembre pasado) de la Secretaria de Cultura Federal, María Cristina García y del delegado de Gustavo A Madero, Víctor Lobo, quienes por no acatar la ley debieron haber sido separados de sus cargos por el máximo tribunal, pero a punto de vencer el plazo cumplieron la sentencia de los juzgadores, y los ministros que “les iban a dar cuello” recularon.
Un día antes, Luis María había dicho lo siguiente: “La Constitución…exige que las sentencias se cumplan cabalmente y sanciona con severidad el desacato… todos los juzgadores y especialmente quienes integramos la Suprema Corte de Justicia de la Nación y todos los tribunales del país, tenemos el deber de cumplir y de hacer cumplir la Constitución que nos rige y ampara, sin excepciones y sin más miramiento que la justicia y el respeto a los derechos de todos”.
¡Palabras huecas, pues!