¿Y los damnificados?

Este lunes, se cumplen 5 meses del sismo de 7.1 grados que se registró en la Ciudad de México. Una cantidad todavía incierta de capitalinos se encontraron, de pronto, en calidad de damnificados. Ya sea porque el inmueble en el que vivían o trabajaban se colapsó o porque quedó en tal estado que fue declarado inhabitable. El monto del apoyo solidario que se recibió en esos días sigue siendo un misterio, así como el destino del mismo. El 26 de septiembre, Miguel Ángel Mancera decreta la creación de la “Comisión para la Reconstrucción, Recuperación y Transformación de la Ciudad de México en una CDMX cada vez más Resiliente”. El nombre lo dice todo. Designa como comisionado titular a Ricardo Becerra, y a Katia D´Artigues y Mauricio Merino como subcomisionados. El 31 de diciembre, con un procedimiento legislativo totalmente irregular, con la oposición de Morena, la ALDF aprobó que Leonel Luna, Mauricio Toledo y Jorge Romero manejaran 7 mil 754 millones de pesos para la reconstrucción, de manera discrecional, al margen de la Comisión de Reconstrucción. El 30 de enero, el grupo parlamentario de Morena presenta una acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) contra este acuerdo. La SCJN declara la admisión el 6 de febrero. Lo que coloca al acuerdo de marras en revisión de su legalidad. En un hecho inesperado de dignidad, los tres integrantes de la Comisión para la Reconstrucción presentaron su renuncia. En sendos documentos, expresan que al ser los tres diputados de la ALDF los que van a manejar los recursos para la reconstrucción, la comisión no tiene razón de ser. Coincide su renuncia con la solicitud hecha al Secretario de Finanzas de reasignar mil millones de pesos a la delegación Coyoacán, por parte de los diputados citados. Lo que puede constituir la desviación de recursos públicos hacia fines electorales. El silencio de Mancera sobre este tema sólo ha alimentado la especulación. Caracterizado su gobierno como un abierto promotor de negocios inmobiliarios, la reconstrucción representa una oportunidad de oro para beneficiarse con los proyectos a implementar, dejando de lado el interés de los damnificados. En este sentido, Mancera aparece como socio de los diputados Luna, Toledo y Romero, en el gran negocio que significa la reconstrucción. Cinco meses después, los damnificados están en el peor de los mundos. Sin comisión, con Mancera despidiéndose del gobierno, sin plan de reconstrucción y a expensas de tres hampones que se reparten el presupuesto. Después del sismo, el cisma. Por Agustín Guerrero Castillo Dirigente de Izquierda y militante de Morena